7/19/2006

Terror Subterráneo


Una cueva. Un grupo de exploradores(as) huyendo de una realidad tormentosa en el exterior o busando valiosas evidencias de un nuevo mundo. El relato de un viaje...

..Y de encontrar algo que no pensaban hallar ni en sus peores pesadillas.

Dos Películas que he visto recientemente comparten esa característica, por lo que pasaré a comentarlas brevemente.

La primera, La cueva (The Cave, 2005) está ambientada en los Cárpatos, en los cuales, bajo una abadía largo ha abandonada, se halla la abertura de una cueva en la cual unos científicos parecen haber hallado trazas de un ecosistema nuevo y completamente virgen.

Para explorar la cueva de marras, son llamados un grupo de espeleologos especialistas (lo cual incluye buzos) liderado por Jack (Cole Houser) quien como lider de grupo se preocupa porque las cosas se hagan bien, lo cual incluye contener a su irresponsablemente temerario hermano Tyler (Eddie Cibrian) y dirigir a los otros miembros de su equipo: Buchanan (Morris Chestnut), Briggs (Rick Ravanello),Strode (Kieran Darcy-Smith) y Charlie (Piper Perabo). Encontrándose en la caverna con los científicos el Dr Nicolai (Marcel Iures) y sus asociados Kate (Lena Headey) y Alex (Daniel Dae Kim). Una tripulación diversa, tal como le gusta a los ejecutivos de marketing.

Lo siguiente es la exploración de la caverna usando tecnología de la más avanzada, hallando un ecosistema totalmente nuevo en el que la presencua de un parásito es ubicua, lo cual asombra y alarma a los científicos y después, todo se pone de patas arriba.

En medio del sombrío ambiente de la caverna, apenas iluminado por las luces de los exploradores, aguarda, acechante una nueva especie de depredadores que irá dando cuenta del grupo uno por uno.

La producción, por su escaso nivel de sorpresa y sus acartonadas actuaciones, en medio de una historia que no termina por cuajar (en lo cual el debutante director Bruce Hunt es extremadamente responsable)en la que, para comenzar, la explicación "científica" detrás de la película -y a la que le debe su conclusión- está tirada de los cabellos. Las secuencias se dan sin pausa pero tampoco sin ningún tipo de Crescendo, reduciéndose a una sucesión de asesinatos y entrañas devoradas ofrecidas al espectador casi de forma gratuita y unos habitantes del subterráneo que aparte de no ofrecer innovación alguna, no son creibles (¡hasta vuelan!) y tampoco ofrecen sorpresa alguna,

La pelicula a duras penas se las ingenia para mantenerte despierto mientras la ves, siendo quizás lo más destacable el diseño de escenarios, a cargo de Ross Emery, que son un marco impresionante para la historia, haciéndola más creible en medio de tanto despropósito.

Distintos y bastante más apreciables son los resultados de El Descenso (The Descent, 2005) dirigida por el bitánico Neil Marshall, en la cual un grupo de amigas, a las cuales vemos inicialmente haciendo canotaje, vuelven a juntarse para un viaje de exploración a las apalaches, promovido por la más aventurera de estas, Juno (Natalie Mendoza).

Esto no pasaría de ser una especie de "aventura de chicas" de no ser por la nota trágica que envuelve la pérdida de una de ellas, Sarah (Shauna MacDonald), quien, después del mencionado canotaje, perdió a su esposo e hijo en un accidente de automóvil de circunstancias más bien grotescas.

Espoleada por su amiga Beth (Alex Reid) emprenden el viaje, sumándose además Rebecca (Saskia Mulder), Sam (MyAnna Buring) y Holly (Nora-Jane Noone) internándose en una caverna salvaje (inexplorada) donde las aguarda más de una sorpresa desagradable.

Y es que, además de las dificultades propias de la caprichosa forma y la inestabilidad de la caverna, la cual se cierra tras ellas, obligándolas a buscar otra salida, se halla una raza de humanoides perfectamente adaptados a la oscuridad, tanto así que se guían por el oído cual murcielagos, alimentándose de noche de las criaturas del bosque y cuya descripción ha sido bastante bien lograda.

Lo demás es Gore puro y duro, aunque con un toque de dramatismo que lo hace más creible que el promedio de producciones de este tipo, que en algunos casos rozan hasta lo cómico, el Director nos lleva de la mano tanto por espacios opresivos e incitanres a la claustrofobia como por amplias cámaras de accidentado relieve con la misma intensidad y siempre poniéndo por delante el Dramatis Personae (Una fuerte muestra de "terror vaginal" como lei por ahí) antes que la exhibición de carne y visceras, lo cual se ve en la desesperada lucha por la supervivencia de las seis excursionistas, en especial la tensión argumental entre Sarah y Juno, polos opuestos en actitud, pero coincidentes en su inmersión al terror y en las inevitables heridas que causa el enfrentarlo, cosa que es especialmente notoria en el caso de Sarah, quien ya tenía una historia de inestabilidad previa y cuya escena final confiesa su entrega a la locura en una elipsis que cierra el filme en una forma sorpresiva, pero quizás demasiado forzada.

Los demás ingredientes (sonido, dirección de arte, efectos especiales) coinciden en agregar valor, dando como resultado una producción de un nivel bastante apreciable y que nos demuestra que la tradición del Gore no ha muerto y que aun tiene para darnos más de una sorpresa.


Technorati tags: la cueva, el descenso, cine, terror, gore

7/18/2006

LIBROS: Lituma en los Andes




Lituma en los Andes
Mario Vargas Llosa
Editorial Planeta, 1993
Premio Planeta 1993

¿Vargas Llosa en la Casa de Jarjacha? Incluso yo estoy sorprendido, habida cuenta que nuestro laureado escritor abomina de la ciencia ficción y detesta el terror. Pero en ésta novela sobre las vicisitudes de dos policías destacados a Naccos, un pueblito perdido en medio de la sierra peruana, tiene más de un elemento de horror que podría agradar a cualquier fan de “The Texas chainsaw massacre” de Tobe Hooper.
Obviamente, el argumento y acaso el objetivo central de esta novela es plantear una reflexión sobre la violencia en el Perú. La acción transcurre en la década de los ochenta, cuando el movimiento terrorista Sendero Luminoso tenía en jaque al resto de la sociedad peruana. Resulta que en Naccos, arquetípico pueblo serrano – andino, sumido en la pobreza y dejado de la mano de Dios, han ocurrido tres asesinatos. El sargento Lituma, oriundo de Piura y por ende ajeno a un mundo acaso acostumbrado a menospreciar por su condición de costeño, es el encargado de investigarlos. Y como en las mejores historias de horror, vemos que la civilización, cultura y racionalidad que creemos poseer no es más que una capa de barniz, frágil y fácil de descascarar, para encontrar debajo la verdadera condición humana, llena de irracionalismo, superstición y horror. El mundo andino al que se enfrenta Lituma de por sí está teñido por el miedo que despierta el accionar terrorista, accionar que llegó a ser algo más que monstruoso cuando estaba en su “mejor momento”: se trataba de una organización que aparentaba estar en todas partes y en ninguna, una máquina de matar y aterrorizar completamente anónima, impredecible e incomprensible. El monstruo perfecto e imposible de destruir.
Y, sin embargo, detrás de este monstruo hay cosas más aterradoras. El mundo andino de “Lituma en los Andes” dista mucho de la visión tan bucólica que tenía de la sierra José de la Riva Agüero, por ejemplo. Tomamos contacto con quienes practican rituales y creencias anteriores al cristianismo, acaso anteriores a las religiones incaicas, rituales que se expresan en sacrificios humanos o canibalismo. No olvidemos que es un mundo capaz de generar mitos como el del pishtaco, asesino en busca de grasa humana para la fabricación de campanas. Y los emisarios de este mundo, aquellos que conocen sus secretos, los que saben, son siempre los menos sospechosos.
Demás está decir que, además, la novela ofrece un excelente cuadro de nuestra realidad, tan llena de corrupción, violencia, pobreza y destinos truncados. Por donde quiera que se le mire, “Lituma en los Andes” es una novela que merece más de una lectura.


Daniel Salvo


Lituma en los andes, Mario Vargas Llosa, Autores Peruanos, terror

7/08/2006

LIBROS: La canción de Kali


La canción de Kali
Dan Simmons
(Song of Kali, 1985)
Ediciones B
1994

La novela inicia con una afirmación del protagonista que, a nosotros, habitantes del tercer mundo y acaso moradores de ciudades calcutizadas, nos parecerá de lo más racista y oprobiosa: Calcuta es una ciudad que debería ser destruida, borrada por completo de la faz de la Tierra, todos sus moradores exterminados. El protagonista imagina bombas atómicas cayendo sobre Calcuta, como mínima garantía de su desaparición.
¿Destruir una ciudad llena de pobres y menesterosos, a cuyo alivio dedicó la Madre Teresa su existencia? Suena cruel por demás, pero después de conocer las espantosas experiencias del protagonista, un escritor que además ha ido a la India en busca de un poeta aparentemente fallecido, para dedicarle un especial en una revista literaria norteamericana, no se puede estar más de acuerdo. Delenda est Calcuta, en nombre de todo lo que pueda parecer bueno en el universo. Lovecraft no podría haberlo dicho mejor.
Y es que, para empezar, Calcuta deriva su nombre nada menos que de la diosa Kali. En sus orígenes, era una pequeña ciudad llamada Kaliksetra o Kalikata, “el lugar de Kali”. Actualmente, Calcuta (hasta el 2001 su nombre oficial era Calcutta, con doble t) es una ciudad de gran importancia religiosa y cultural. Ahí nació Rabindranath Tagore. Y ahí está también el Kalighat, el principal templo dedicado a la diosa Kali.
¿Y qué hay con Kali? Kali es la diosa de la oscuridad, la noche, el mal. Bebedora de sangre. La única capaz de ponerle el pie encima al poderoso Shiva, uno de los tres dioses principales del panteón hindú..
Obviamente, a una diosa así no se le ofrece flores, yogur light o canciones tipo cantemos al amor de los amores… Más bien, se le ofrece himnos como este:

El mundo es dolor,
Oh, terrible mujer de Siva
Estás masticando la carne:
Oh, terrible mujer de Siva
Tu lengua está bebiendo la sangre.
¡Oh, Madre oscura! Oh, Madre desnuda
Oh, amada de Siva
El mundo es dolor.

Ni que decir tiene que su culto es secreto, y exige como mínimo el sacrificio de animales. Como mínimo. Pero el pobre protagonista de esta historia, Robert Luczak, prácticamente sin quererlo, se sumergirá en los profundos horrores que involucra oir la canción de Kali.
Como escritor miembro del staff de una revista literaria norteamericana, Robert recibe el encargo de viajar a Calcuta a fin de entrevistarse con M. Das. M. Das es un afamado poeta, considerado el sucesor de Rabindranath Tagore, desaparecido hace muchos años. Pero en tiempos más recientes, se han recibido escritos y poemas que, según exegetas hindúes, serían de su autoría. ¿Ha reaparecido M. Das, o se trata de un hábil impostor? La misión de Luczak es ubicarlo y entrevistarlo.
Sólo que una vez llegado a Calcuta, en compañía de su esposa y su pequeña hija de siete meses, empiezan los horrores. Ninguna entidad académica le presta ayuda respecto al paradero de M. Das. Pero si hay quienes saben algo. Gentes vinculadas a los kapalikas – adoradores de Kali -, a los Sindicatos de Mendigos, a los guardianes de las morgues. Robert Luczak, con repugnancia al principio pero con fascinación después, llega al fin a encontrarse cara a cara con M. Das, quien le explica una de las razones por las que permanece oculto: ha contraído la lepra. Le entrega un manuscrito con el expreso deseo de que éste sea publicado. ¿Es todo lo que desea? ¿Es todo lo que desean los adoradores de Kali?
No. Una de las razones por las que M. Das se oculta es, ya lo dijimos, la lepra. La otra razón tiene que ver con el culto de Kali, sus poderes sobre la vida y la muerte, y cómo no, la mismísima ciudad de Calcuta. Recorrerla tanto de día como de noche es tanto o más aterrador como lo que le ocurre al pobre Robert Luczak. Claro, es la visión de Dan Simmons, la Calcuta real no puede ser así.
Al menos, eso creo.

Daniel Salvo


Dan Simmons, autores, terror, La canción de Kali

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