2/23/2008

Revista 1984 - 01


Año que ya está lejano en la memoria, ingresaba Shakespeare a China, acompañado de Dickens y Aristóteles, los sandinistas lanzaban la ofensiva que culminaría en la caída de Somoza, en Lima las jornadas del 22 y 23 de Mayo (paro general) demostraban que la población estaba cansada del gobierno militar, y aunque el costo fue perder dirigencias sindicales completas se convirtió en el canto del cisne que marcó el puente de doble vía hacia la Constituyente , es también el secuestro de Aldo Moro por las brigadas Rojas ,la Tragedia de Jonestown, el enroque Vaticano, la muerte de Kurt Gödel y Giorgio De Chirico, pero asimismo el nacimiento de la primera bebé probeta, colindando con nuestra temática se estrenaban Coma, Capricornio One y Piraña, la Invasión de los ultracuerpos, el Amanecer de los muertos, Superman, los Niños del Brasil y el Señor de los Anillos, sólo para recordar y comprender en que contexto apareció 1984. Demasiado cercano el techo temporal decían algunos, pero Zona84, demostraría que tales predicciones fueron erróneas. Hubo CF para rato.

Alucinante portada de Corben, con su desmesura habitual y su gusto por lo bizarro, un astronauta alienígena traza una diagonal de fuego sobre los domos de una astronave donde se arraciman otros ET. La presentación se ampara en la dignidad de los precursores para advertir que más que profetizar se trata de extrapolar, realizar un ejercicio de prospectiva crítica, saciarse en las rugosidades de la realidad plenas en interpretaciones y abrevar en la condición humana del distraerse a tope para entregar una visión placentera y crítica, que se pueden ambas. Luego nos contaran las peripecias que transitó el proyecto antes de arribar a nuestras comictecas, la exposición de los incidentes que acaecieron en las reuniones de coordinación agregan valiosa información, gracias a la cual comprendemos la casi omnipresencia de Bill Dubai (director artístico de la Warren, aliada de Toutain Editores) en los guiones de este primer número (debía ser impulsado con fuerza) que desplegamos a continuación.

La última “Chispa de la vida” americana: guión de Bill Dubai; perfiles y rayas de José Ortiz.
Enfrenta dos personajes: un capitán anciano y no muy brillante y un minusválido casi paranoico en un antiguo carguero espacial con los compartimentos repletos con el postrer semen de la humanidad en el marco de una imposible guerra fría entre USA y URSS, que ha terminado con un gobierno de mujeres físicamente feas y deformes como consecuencia de las terribles armas químicas y radiactivas que se lanzaron en mutua embestida y dispuestas a cualquier acto para conquistar esa esperma, para su sorpresa encuentran en el viejo capitán alguien con quien podrán experimentar en directo, es el único varón que al exiliarse en el vacío interplanetario no estuvo expuesto a dichas armas y aún mantiene los cojones en su sitio; los eventos se salen de madre y galopan hacia un final que el dibujo funcional, con un entintado feroz de Ortiz potencia y expande, el mensaje impregnado de amargura y sin nota de esperanza, nos revuelca con una nota irónica que no por haberlo visto venir pierde su dureza.

Insectos: guión de Bill Dubai y dibujos de Joe Vaultz
Crónica de un “primer contacto” desafortunado y cruel, desde el inicio la comedia de equivocaciones esparce su aroma embaidor para desorientarnos, y al margen de que la nave se denomina Looney Tooney, la estólida candidez de los tripulantes terráqueos semejante a la actitud de las sectas que apuestan a que cualquier ET que tropecemos será mejor que nosotros, merecen el castigo que les cae… pero que condena a la humanidad a la extinción. Otro tipo de angustia, pero con una arista cítrica similar al anterior. El dibujo es práctico y directo, sin regodeos.

Una noche en el manicomio: guión al alimón de Wally Wood (que también esgrime el lápiz) y de Bill Dubai: Un prólogo prometedor, mezclando manipulación de la mente, violentos combates, virtualidad y reiteración, sensualidad (eso de las seis lenguas reconociéndole el cuerpo al paciente) y ritualidad no nos prepara para lo que devendrá: el enloquecido personaje dividido entre una semiconciencia y una terapia demasiado parecida a su vida de guionista de TV (una patada en los testículos de las producciones televisivas), enfermo y nauseado por los avatares que vive interminables en su sistema de conocimiento, asume la orientación clásica de las historias por el narradas, para tratar de retorcerlas y escapar en definitiva con la rubia que debe rescatar, pero echando por fin un polvo, que hasta ese momento del tratamiento, nunca culmina y cuya renovada postergación lo mantiene en permanente frustración. Aparentes inconvenientes técnicos parecen colocarlo tras la pista: es sólo una venganza japonesa por la derrota y las bombas de Hiroshima y Nagasaki, y se entrega al sueño dentro del sueño, suspendiendo sus subsistemas para ingresar a la entropía final, un excelente relato, una y otra me digo cuando me deleito con Wally Word: cuando daño provocan la intolerancia… y el macarthismo en particular. La demolición del perturbado por el “tubo psíquico” que le aplican para retornarlo a la normalidad corre paralela a la suya en la vida real.

Saga de Xotz y Xatz: Guinovart
Viñeta que combina la extinción de la civilización en el planeta, el arribo de investigadores ET y una vuelta de tuerca aplicada sobre el propio material de los comics: una confusión que a cualquier explorador le puede suceder. Tiene su gracia en trazos, ambientación y personajes. Cero y van… tres. Sin comparar pareciera que la tendencia de 1984 era insinuar que marchábamos al ocaso y probable desaparición.

Mundo Mutante: Richard Corben el grande se ocupa de la parte gráfica y Jan Strnad del texto. Una primera página de impacto, que anuncia lo que devendrá y asimila al escorpión de Wild Bunch (Sam Pecpinpah) con la rata irradiada. Las dudas existenciales sobre comer roedor podrido se disipan ante la presencia de un gordo caballo, y una guapa jovencita que reorientará su rumbo. La arquitectura de las ruinas y las tablillas indicadoras congelan el momento de la catástrofe a fines de la década del 60 y tiñen de encanto surrealista el escenario. La crueldad campea y un trío puede atraparte para devorarte y un huevo puede transformarse en una emboscada siguiendo las pautas de Alien, el octavo pasajero, segundo guiño que nos arroja Corben sobre la relación entre cine y comic. Un salvamento “in extremis” tiende con gracia el puente hacia el próximo episodio.

Al principio…: guión de Bill Dubai y dibujos de Alex Niño
Concierta viajes al pasado con micro miniaturización, oposición de las muchedumbres a la ciencia y primeros organismos vivos (espeluznantes) para espectar como ocurrió. La composición alternada de Alex es genial, podemos observar el desenlace de ambas extremos temporales, el del centro de control y el del artefacto temporal con sus tripulantes. Pero nos reserva la sorpresa final al estilo de Arthur Clarke: no sólo somos fruto de la contaminación por el atraque inesperado de una inescrupulosa pareja de alienígenas sino descendientes de su flora y fauna intestinal.

Diosa de la Galaxia, la: el guión pertenece a Nicola Cuti, las viñetas al inefable Esteban Maroto. El inicio suma al Far West, el circo Barnum y el cabaret, como es usual las mujeres de Maroto exhalan encanto y salero, además de apetecibles redondeces, aunque sean hologramas; no obstante, un minero de asteroide entre los asistentes no se deja engañar y agarra a la carne auténtica, así que no se desencadena ninguna orgía pero si una huída, y como era de esperarse un encuentro del fugado empresario del entretenimiento (una pega, el parche debería sustituirse por un ojo electrónico incrustado como ya fue solucionado por Carlos Giménez) con un diseñador de androides, quien fabrica al robot femenino perfecto (quizás demasiado sensible) capaz de soportar el asalto vehemente de una caterva de lujuriosos obreros, pero que acaba ante la adoración de quienes la contemplan ejecutando el strip tease total, el full monty, aquel que expone los mecanismos íntimos, los chips y empalmes positrónicos, los enlaces de Josephson, las redes neurales, y su entrega permanecerá ejecutándose para nuestro horror mientras continué operativa.

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