2/12/2011

RESEÑA: Fanzine EL HORLA

El Horla

Fanzine de Fantasía, Terror y Ciencia Ficción
Año 1 / N° 01 / Editorial Vellocino de Oro


Aunque se presenta como un fanzine termina como una revista digna acompañante de su hermana mayor Argonautas. La carátula de Bacon surreal e inquietante marca el sendero por donde se deslizarán los textos, parece traslucir una invitación hacia una situación incómoda pero enriquecida de emociones. La contracarátula con un dibujo de Pham LeUyen expone una mezcla tremebunda de horror y seducción colereada con acierto y recogiendo la angustia onírica del uno y el apetiro masivo de la otra. Los selección de las viñetas interiores puede mejorarse para un próximo número pero manteniendo la presentación de las webs latinoamericanas e hispanas de nuestros géneros emblemáticos.

El editorial visceral y sincero nos permite transitar por las venas abiertas del proceso editorial, así mismo nos entrega con ejemplar desparpajo las pulsiones secretas y anécdotas ocultas del autor que acude a compartirlas con la convicción que durante la lectura cada cual conforma ese ser multiforme y potente del cual nos hablaba Karl Gustav Jung, y es que en cierta forma recorrer los textos nutre ese constructo denominado “inconsciente colectivo” de la humanidad que permite explicar tantas extraños eventos. Según como abordemos las minibiografías serán con frecuencia tan sabrosas que constituyan un adecuado postre para el cierre o un agradable cordial de introducción al banquete literario propuesto.


Clonandino: Adriana Alarco de Zadra
Más allá de su tono ligero y líneas ingrávidas, casi suave miel, posee un fuerte núcleo que funciona como atractor: la posibilidad tecnológica de lograr lo que consideramos imposible. Y cuando creímos llegar al muelle de la carcajada con alguna burla al miembro clonado, chocamos contra el énfasis social, la denuncia que la autora asume en muchos de sus sentidos relatos, aquí atiborrado con recuperación de imágenes mitológicas, ligadas a la defensa de los discapacitados y expresiones del cinismo habitual con que el bloque de poder se solaza en perpetuar sus desatinos.

Hay que escuchar a los hijos: Carlos Enrique Zaldívar
Empieza colocándose bajo el abrigo protector de uno de sus autores más queridos mientras desbroza con detallada observación los comportamientos sociales de los implicados, y aunque presentimos de que tema debe tratarse, con una resolución siempre desplazada al párrafo siguiente logra acicatearnos para que arribemos a la sorpresa final. A pesar de que el uso del tiempo es deliberadamente confuso consigue transmitirnos una dimensión adicional cuando se recurre a la lectura dentro de la lectura. Nunca existirán explicaciones de porque el padre cubre jornadas de trabajo tan extenuantes ni como soportan una niñera tan negligente y horrorosa ni otros temas semejantes, pero no importa cuando palidecen ante el sortilegio inmarcesible de una cierta eternidad tramposa.

El amante de Irene: Daniel Salvo
Fluído, nos contagia al instante de su humor sarcástico, de su solapado intento de desmontar las artimañas de una familia suburbana para continuar estirando su vida convencional hasta el definitivo momento de la separación, ya no se quieren pero desean proseguir hasta el engaño final, y es que ese contacto ET que nos ofrece es sorprendente como un uppercut que irrumpe cuando menos lo esperas por el significado que lo acompaña, ¡ay, de las reivindicaciones de género!.

Selene: Gonzalo Del Rosario
Deriva ontogénica pautada por las etapas sexuales, no explicará cual tecnología se usa para captar cada coito realizado con afán, cada movimiento dibujado con placera, así que no tendremos otro remedio que otorgarle al diabloo a algunos de sus congéneres, discípulos o sirvientes el poder para liquidar a la víctima con la comprensión de sus avatares digitales y un postrer polvo.

¿Encuentro...?: Luís Antonio Bolaños De La Cruz
Un náufrago, fruto tardío de conflictos empresariales a largo plazo y choques violentos a renglón siguiente, sobrecargado de subsistemas redundantes mantenedores de vida, pero que no encuentra a su Viernes que lo redima sino a su verdugo que lo aniquila; una forma de vida muy ET aterrorizada por extraviar sus referentes colectivos, diseñada con acierto, y entregando suficientes elementos para conjeturar sobre su sociedad, sus angustias e intrigas y lo que influye sobre la toma de decisiones; planos que se mixturan para armar un desenlace fatal entre dos solitarios en medio de la aridez interminable de las planicies desgastadas de un planeta moribundo, ambos signados por la tristeza y... la desolación aunue por diferentes motivos. Una imagen sobre la dificultad de comunicarnos que sólo encontraremnos en el marco de un relato de CF.

Desencuentro: Luís Cangalaya
De la existencia dinámica universitaria al latido vibrante pero en simultánea indiferente de un cafetín, para exponer en las flagrantes heridas del protagonista el romanticismo más desenfrenado y especular, ya que lo que nos sacude en el papel sucede en una habitación muy particular y no dudamos que será la clave para la escena final.Y aunque no lo crean tras mis palabras, acaba bien.

Marcas: Eva Asdi
Eva nos presenta un excelente relato, tan gráfico que a pesar de no tenerlas, imaginamos las viñetas, resueltas con humor y gracia, atrapando destellos que recuerdan desde las incursiones de Julius Zimmerman hasta las de Joseph Michael Linsner y Jay Atanasio en el sabroso tema de relaciones sexuales entre ángeles y demonios.

El Jala Alma: Dennis Arias
Entre coloquial y casi costumbrismo campesino crea en pocas líneas el sinsentido necesario, y sin embergo coherente, para degustar lo fantástico y convertir el Jala Alma en un protagonista ordinario de la historia, pero donde lo insólito se torna cotidiano gracias al enfoque del autor.

Ramón, Doctor Corazón: Luís Torres
Buena redacción en esta muestra de ciberpunk peruano, ambientado cual mural exhorbitante promete mucho pero no remata, o como fresco colorido, al inicio apabullante pero que se despinta al final cuando se diluye y prácticamente no pasa nada, parece un capítulo para una obra de más largo aliento.

El nombre: Julio Meza Días
Las posiciones son trazadas desde el marcador y las descripciones del proceso apenas disfrazan y más bien revelan la realidad peruana que emerge con transparencia y fuerza, quizás porque el deporte y sus franjas conexas como tema de fondo combina frustración continua y anhelo trocado en una burla colosal que desnuda a los Medios Masivos de Información y las jerarquías, broma que no por chabacana deja de ser paradigmática. Julio se esmera y se lo agradecemos... a pesar de la crueldad con que trata a su personaje.

El cigarro que volvía: Luís Eduardo Milano
Demasiado humo, demasiado vicio, demasiada tragedia, demasiada locura, con esta reiteración apunto a un relato con enfermedades inexistentes, palabras fetiche, mitos de la tecnología, aspectos que que no convencen hasta que aparece el episodio sobre el cual pivotara la magia de un pucho interminable (demasiado humo) que mezclado con el exceso (demasiado vicio) transforma el panorama en nauseoso, en asqueroso (demasiada tragedia) empujando al éxtasis definitivo de morir inhalando humo (demasiada locura), y es que así nos sentimos ante el conseguido personaje que nos endilga Luís ¿qué más se puede pedir?

2/11/2011

Eludiendo la distopía para echar a volar la mariposa de la utopía



Eludiendo la distopía para echar a volar la mariposa de la utopía

Luís Antonio Bolaños De La Cruz

Una conversación con un amigo mientras degustaba una ensalada de frutas y enseguida la lectura de un interesante texto de Perry Anderson “El río del tiempo” donde recurre indistinto a la sociología y la ciencia-ficción para pensar sobre el devenir de las transfiguraciones de las categorías de la existencia me motivo a presentarles este par de páginas donde insisto, como es usual durante los debates de Coyllur, en especial este sábado 28.01.11, cuando trato de explicar mis ideas acerca de las propuestas tecnológicas de mejoramiento de los modelos anatómicos humanos: no es mutilación sino inserción, no es destrucción de esencias sino potenciación y expansión de las mismas, no es invasión de corpúsculos letales sino convivencia con microformas vitales que nos añaden valor y tiempo de vida, no me colocan prótesis sino me habilitan extensiones, en fin que soy de los que se ubican en la ruta de la “revolución” realizada en el único lugar donde no me pueden alcanzar los megapropietarios de las cosas: en mi propio cuerpo. Recuerden que no extraviaremos ninguna identidad porque esa ya la posee la corporatocracia, lo mejor es que forjaremos una a medida de nuestros sueños y apetencias nutrida por sucesivos conflictos cognitivos que se plasman en intervenciones somáticas, por eso la propuesta fáctica apunta hacia una apropiación consciente de la ciencia e incorporación práctica de los frutos de la tecnología, la ciencia-ficción y las redes, a través de una entidad cuya colonización podemos eludir: nuestra mente.

Ni cyborgs ni biomáquinas: La próxima revolución tecnológica no sólo ocurrirá en nuestros cuerpos como señalan pos transhumanistas sino que traerá aparejada por primera vez la posibilidad de innovaciones a medida de cada cual, ya que muchas de las inclusiones se a incrustarse bajo la dermis o de los micocomponentes que circularán en sangre y linfa estarán basadas en el propio ADN, los nanoartilugios de sostenimiento y reconstrucción continua de una situación saludable sufrirán de indeterminación cuántica en el sentido que serán influidos por el entorno intelectual de la mente a la cual nutren, las minimáquinas que nos sembrarán se someterán a las especificidades del cuerpo en el que se desplazarán, y los biochips a los que recurriremos incorporarán fractalidad sensible a la voluntad del individuo recipiente. No obstante, nos mantendremos vinculados a la naturaleza, a la defensa de los ecosistemas y el ambientalismo militante, único entorno que garantiza la exploración inteligente y sensible de Gaia.

Las ontologías del presente exigen arqueologías del futuro, y no predicciones del pasado: Potenciados, aumentados, lanzados a un universo donde el secreto individual habrá desaparecido merced a las hiperedes interconectadas requeriremos crear asociaciones para redistribuirnos y en esa opacidad de la gestalt conformada por la multitud que soy pero en la cual no me disuelvo porque conservo mi patrón organizativo para encontrar una opción de intimidad que es manifestación artística y enlace; claro que compartida, pero impenetrable porque la rapidez con que cambian sus algoritmos estará impulsada por la primera tecnología biológica de comunicación más rauda que los mecanismos externos que intenten escanear sus procesos, lo único que encontrarán serán los pecios sucesivos de las colisiones creativas, preñados de contenidos pero virados hacia la periferia de la colectividad, y que no darán cuenta del momento real en que vibran, aunque si de los derrelictos de sus imaginación.

Paisaje de pixeles y matices: Nos moveremos ondulando sobre vastas planicies de datos, y mediante acoples estructurales mixtos y multidimensionales exploraremos los “quizás” con tanta intensidad como las “concreciones”, sin estar constreñidos por imposiciones ideológicas diseñaremos ovisistemas que simultáneamente son trampas para impedir rastreos y procreadores de huellas de intelecto que serán reconocidas como la firma del grupo (la perspectiva es que cada cual tras un período de ensoñaciones puede mantenerse o migrar hacia otros colectivos semejantes o no según la volición y las clausuras operacionales preprogramadas para arranques y aceleraciones que establecen la profunda diferencia entre átomos y bits y trazan la ruta de salida del sistema de propietariado.

Crujientes y lubricados, una humanidad en epifanía: Despiertos, dinámicos, activos los humanos nos desplazaremos tanto en físico como en gestalt por los terrenos colectivizados de la ciencia expresada en tecnologías, avances de investigación, teorías explicativas, miríadas de informaciones y así nuestra deriva ontológica estará teñida de una cierta deriva discontinua pero rastreable con meditaciones, que irán conformando una dilatada deriva filogenética con corrientes de reflexiones intensas y veloces encuadradas en océanos lentos de pensamientos y a cuyos manantiales y flujos podremos acudir a cada instante desde la red o nuestros propios cerebros quebrando tapices temporales y disolviendo con intuición los bloqueos que puedan presentarse por las colisiones cognitivas que no logran interpenetrarse a la velocidad con que son requeridos por las asociaciones transitorias que juegan y se acarician en mente y músculo para propiciar una llovizna de orgasmos, demoliendo los restos del trabajo alienado y transitando de la necesidad a la libertad.

Imagen: Hayden Panettierre is a cyborg por J(mtonic.com)

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