2/18/2012

ROSAS Y PISTOLAS: UN ESPLÉNDIDO EJERCICIO VITALISTA


ROSAS Y PISTOLAS: UN ESPLÉNDIDO EJERCICIO VITALISTA




Julián Rodríguez Cosme es un notable narrador y poeta que ya había sorprendido a propios y extraños con un libro excelente, El temerario, volumen con relatos perfectos que lo introdujo en el mundo literario. Los argumentos iban desde lo fantástico hasta el realismo con matices amorosos, o la violencia política. Luego vino un más que apreciable poemario titulado: El paisaje de tu cuerpo, donde el amor a la pareja y a la familia eran los temas fundamentales. Después pudimos gozar de esa excelente novela suya, Tragedia en los Andes, que contenía todo tipo de elementos: lo amoroso, la violencia, la realidad social, el mito del OVNI, el hecho histórico. Nunca dejaré de ensalzar las virtudes de dicha novela. Rodríguez Cosme no se detiene, sigue escribiendo y publicando, lo nuevo que nos trae es este efectivo libro de crónicas, anécdotas, algún cuento, como el que da título al libro y que resulta fabuloso tanto en forma como en contenido, una ficción de misterio con elementos fantásticos, ojalá el autor hubiese colocado más relatos en el volumen, el lector se queda con las ganas de más. Lo cierto es que Rosas y pistolas (el cuento) puede apreciarse como un certero ejercicio de autoficción pues, si lo comparamos con el resto de textos, el lector percibe que lo ocurrido no es real. Me hace recordar a los dos primeros relatos de El temerario, en los cuales el personaje principal se llamaba «Julián», como el autor, o la narración final de aquel cuaderno, El epitafio, en donde se deduce que el narrador en primera persona era un alter ego del escritor. Lo cierto es que Rosas y pistolas (el libro) en su conjunto no es autoficción, casi todos los textos son ejercicios vitales, es decir, son anécdotas hábilmente narradas, crónicas personales que nos dan a conocer el mundo interior del autor, nos brindan rasgos de «Julián Rodríguez», como escritor, como artista, como ser humano. Los temas son variados, van desde el asunto literario, hasta el tema musical, lo romántico, lo vivencial, los deseos escondidos, las reflexiones, todo con un excelente lenguaje y con un estilo que conecta fácilmente con el receptor. Destaco del conjunto, El escritor y sus fantasmas, donde el autor analiza algunas verdades sobre el tema escritural, los novelistas cuentan mentiras disfrazadas de verdades, los escritores deben ser lectores compulsivos, todo cierto. Como mencioné, el lector puede resentirse ante la brevedad de tan inspiradoras historias. Otra crónica que considero excelente es Los libros que perdí, sencilla, evocadora, muy personal, resulta descollante como tanta suavidad puede llevarnos a una intensa reflexión acerca del libro como objeto físico, a analizar la realidad de las librerías y el costo elevado de los volúmenes, a meditar acerca de lo lejana que puede estar la cultura de la clase pobre. También hay una intensa aventura romántica que enternece, Mi chica del facebook, la recomiendo mucho. Podría resultar un tanto excesivo el tema religioso mencionado, por ejemplo, en Ladrón de amor, pero los que conocemos al autor sabemos que esto tiene una razón, que esta religiosidad, humildad, espiritualidad devienen de hechos personales muy ligados a su salud, la cual se espera mejore en los años venideros ya que muchos esperamos nuevas creaciones salidas de la pluma de este buen amigo y artista. De momento tenemos a Rosas y pistolas, un solvente conjunto, una lección de vida, fragmentos del alma y mente de un creador novedoso.

Carlos Enrique Saldivar

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