9/13/2005

RESEÑA - El mar de madera

El Mar de madera

Jonathan Carroll (Nueva York, 1949) es uno de esos escritores del
género que uno está en la obligación, hasta cierto punto de llamar "de culto," por varias razones que no quedan demasiado claras para el lector novato.

Otros Reconocidos Autores del género, como Neil Gaiman, manifiestan una abierta admiración por su obra, que cuenta en la actualidad, de acuerdo a lo que nos refiere su website con catorce títulos publicados.

Conocido en español por novelas notables como En el País de las Risas o Afuera del Museo de Perros, Carroll cierra de algún modo con este libro la trilogía de Crane's View (También compuesta de Kissing the Beehive y The marriage of Sticks), un Hipótetico pueblo en la Rivera del Rio Hudson.

El personaje principal de esta historia es el jefe de Policía del pueblo, Frannie McCabe, un ex-delincuente juvenil que de algún modo se las ha arreglado para salir adelante, y trás un traumático divorcio, vuelve a contraer nupcias y adopta a la hija de su nueva esposa como suya.

Esta apacible vida de mediana edad sería perfecta de no ser por la aparición de misteriosos elementos perturbadores, así, la aparición de un deforme perro de tres patas, que -literalmente- muere en sus brazos para reaparecer en la cajuela de su auto poco tiempo después o plumas una pluma multicolor no precisamente hecha para un ave, hallada en una casa de la cual una familia había desaparecido por completo, el jóven Frannie Mc Cabe, convertido en una versión de 17 años enviada por alguna extraña razón al presente a decirle a él mismo que no lo logró, y que tiene algo que arreglar, teniéndo como únicas pistas para ello las señas que un misterioso personaje llamado Astopel le da y que lo transportan a una Viena bastante adentrada en el Siglo XXI, en la cual vivirá en cuenta regresiva sus últimos días. En una adivinanza extraña acerca del valor de la vida, el amor, la lealtad y el no perder la fe en la inocencia ni en aquel niño que llevamos dentro.

Carroll maneja con sutileza y no poca maestría varios discursos simultáneos y en continuo proceso de construcción mutua, como el del Frannie que viene del pasado, arquetipo del idel masculino del give'm hell (al diablo con todo) y que sin embargo es capaz de manifestar un lado tierno y vulnerable. Tal como le demuestra a su padre al encontrarse con él, desde una óptica madura y por razones no especificados ni explicables. Eventos extraordinarios, como el momento en que los McCabe logran volar sólo creyéndolo o el encuentro del Frannie maduro con los Beatles, dado como último deseo por unos extraterrestres ("¿Sabes George? se veían tan bajos, siempre creí que medían tres metros de altura"); Personajes tan exóticos y resaltantes como el excentrico y obsesivo millonario Caz de Floon, el verdaderamente raro George Dalemwood y todos los McCabe venidos de muchos tiempos, como para recordarnos, tal parece concluir McCabe en sus últimos momentos que Todos los yo son importantes todo el tiempo. Todo ello enmarcado dentro de la búsqueda de la respuesta a una importante pregunta que es -al parecer- definitoria para la existencia del Universo.

Uno de los textos que me permitó entender mejor esto fue el libro XY: La Identidad Masculina de Elisabeth Badinter (discipula de Simone de Beauvoir) en la cual habla acerca del Mito del Hombre en la medida que el "Hombre" ha construído su rol y su definición de "masculino" a la inversa de la mujer, cuyo rol viene dado por la biología. y para salir del entuerto habla también del hombre reconciliado, esto es: mientras tengamos una madre, habrá un lazo ineludible e indisoluble entre ambos, y por tanto, los hombres tendremos un lado "femenino" que no podremos negar, y que ciertos "ritos de madurez" culturalmente impuestos hacen que neguemos y olvidemos. ¿resultado? toda una serie de transtornos y confusiones, que terminan (o no) en algo que llama reconciliación (y de allí algo que un amigo me decía "aprende a reconciliarte").

Esto se puede ver cuando Frannie McCabe, viaja por algún azar no explicado a su epoca de adolescencia, encontrandose con su padre en un snack bar, y hablando con él como otro adulto, escuchándolo hablar de los problemas de SU hijo (o sea él) y probándole que las cosas no son a veces tan malas como uno cree.De pronto, y ante la sorpresa de él, descubre que su padre (al cual su madre no podía distinguir en una multitud) tenía una amante, y lejos de molestarse con él, lo comprende, al saberse semejante a él como hombre y al comprenderlo, no en la dimensión arquetípica que siempre tenemos sobre nuestros padres, sino en una dimensión de reconciliación, aceptando (y aceptándose) en ese marco.

El final, cuando McCabe, a punto de morir -ya que se ha sacrificado para salvar a su esposa- trata de enterrar al difunto Caz de Floon, que por extraños designios que tienen que ver con los objetos mencionados al inicio el post, viene del futuro para ser asesinado por su yo más joven (y venga uno a interpretar eso) y en ese instante, todos sus otros yo, desde el niño hasta alguien muy parecido a su yo actual aparecen para darle una mano y él comprende: "Lo más importante es ser consciente que eres tú en todos los momentos."

En suma, poseedora de un ritmo trepidante, una construcción de personajes muy sútil y bien lograda, un extraordinario entendimiento psicológico de la condición humana, en especial la masculina, y toda una serie de guiños al lector (los extraterrestres, los detalles de la vida de pareja de Frannie McCabe, el destape de la hija de Frannie y sus anecdotas personles ) Hacen de esta novela una importante contribución a lo Fantástico, indefinible en una categoría dada, pero merecedora de un digno reconocimiento, en especial a las emociones que provoca y a la definición de madurar que presenta: esto es: no sé trata de llegar a ser tú, es ser todos tus tú


Technorati tags: Jonathan carroll, Badinter, hombre, fantasía

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