3/28/2006

RESEÑA - Instrucciones Para un Viaje al Infierno

Doris Lessing (Rhodesia, 1921) es una connotada escritora tanto en la fantasía como en el Mainstream, con una dilatada bibliografía sobre la cual pueden averiguar más aquí. En el caso de la novela que me ocupa en esta circunstancia, está considerada por David Pringle dentro de su lista de las 100 mejores obras de Fantasía.

Instrucciones para un descenso al infierno, publicada en 1971, trata acerca de la particular experiencia de un hombre llamado Charles Watkins, quien aparece un día en una clínica psiquiatrica de Londres, presa de algo que podrìa ser un caso muy particular de esquizofrenia o de delirio.

La narración -que la autora define como una "ficción del espacio interior"- tiene tres actos o secciones bien definidas, aunque la autora no haga una digresión rigurosa al respecto: en una primera parte nos hace observadores y complices de las delirantes desventuras de Watkins en un viaje en circulos por la corriente del Atlántico al Mar de los Sargazos, tocando tierra en algo que el identifica como la costa de Brasil y que es sólo el inicio de otra travesía a través de ciudades abandonadas con habitantes antropomorfos y que ponen de relieve además de sus miedos y las falsedades detrás de él mismo (en los nombres de las mujeres a las que llama "brujas") además de la creencia en el descenso de un "cristal" de luz que habrá de llevarlo a la siguiente parte de su viaje, ascendiendo hacia la conciencia de una misión mayor.

Entonces, Lessing toma prestados elementos de Ciencia Ficción (los vigilantes desde el espacio, la raza de los "Dioses" que obedecen a un particular panteón) y de los clásicos griegos -Es casi notorio como, en ciertas partes toma prestado al concepto de las edades de Hesiodo, que van desde el supremo hombre de Oro al atormentado e inferior hombre de hierro y de Platón, que nos recuerda que las eternas almas olvidan al nacer y que debemos esforzarnos por recordar lo que eramos, a través de la Anamnesis- lo cual, dada la formación de Watkins como profesor de clásicos es un indicio bastante sólido en favor de un enfoque "científico" de su padecimiento.

Luego llegamos, como en el teatro griego, al juicio, que nos es dado fría y objetivamente, intercambiando las diversas visiones de las personas que conocieron a Charles Watkins (esposa, amante, admiradora, colega compañero de guerra) que comienzan a resonar como correlato de la propia alucinación de Watkins, lo grisaceo de la visión de su esposa, lo acendrado de la de su amante, la envidia de su colega, la admiración de otra persona son como el muestrario de retratos especulares que podemos encontrar incluso en nuestra propia vida, algo parecido al encuentro de vidas entre Paul y Leto Atreides en Hijos de Dune ("todos deberían ser capaces juzgar sus vidas de este modo").

Así, a través de ambos relatos y de los propios relatos de Watkins escribe sobre su vida, en especial el de su "aventura" en Yugoslavia es que obtenemos una imagen compleja y sólida del personaje del cual al final no sabemos realmente si es alguien con un padecimiento mental, un enviado de una entidad trascendente que ha olvidado todo o una persona cuya vida está caracterizada por la evasión (y con ello la creación de constructos ficticios y coherentes entre sí, es decir, la negación a ser lo que somos.)

Podría atreverme a decir que el pobre Watkins, al igual que el protagonista de El curso del Corazón de M John Harrison, sufre una Emergencia espiritual, pero temo que con eso eliminaría más de una posibilidad cierta y es que de eso se trata la novela, tal como Lessing declara en una post-data, al final, somos y vemos lo que particulamente nos hemos formado a ser y ver, somos una posibilidad concretada de entre una enorme cantidad (de allí el término que el maestro Lem acuñó: Milagros Termodinámicos) y por lo tanto, la mente es la expresión de esa incertidumbre, siendo la locura sólo un medio de expresarla.

Recomendable para las personas con inquietudes filosoficas y para quienes no se conforman con las respuestas fáciles.
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3/27/2006

China Mieville. El Mapa de Bas-Lag.

China Mieville (Norwich, 1972- ) es uno de los actuales exponentes de la corriente del "New Weird", una vena de la fantasía que homenajea el trabajo de autores tales como H.P. Lovecraft por crear obras que sean todo menos convencionales. Ha estudiado antropología, política y lenguaje llegando a graduarse con honores en esos campos, y se ha declarado abiertamente socialista en esta era de neoliberalismo, llegando a postular por el Partido Socialista de los Trabajadores en 2001 sin éxito.

Y vaya que si sus trabajos sobre el mundo ¿fantástico? de Bas-Lag lo son.

Bas-Lag bien puede ser un mundo de fantasía como cualquiera, una colonia interestelar perdida donde se ha redescubierto la magia o un mundo futuro a lo Viriconium donde la frontera entre magia y ciencia se ha perdido. No importa cual eligan: todas esas definiciones hasta donde se sabe son válidas.

Pero olvídense de elfos y orcos. Aquí vive cualquier otro tipo de cosas.

La historia conocida de Bas-Lag se remonta a 2000 años atrás con la llegada de una nave espacial tripulada por la especie conocida como los Espectrocéfalos, quienes poseían una tecnología de control probabilístico bastante avanzada, y que emplearon para esclavizar a los varios no-humanos y humanos que encontraron en ese mundo. Solo a través de medios monstruosos que no nos son descritos, los Espectrocéfalos fueron vencidos.

La principal protagonista de las tres novelas que describen Bas-Lag (La Estación de la Calle Perdido, La Cicatriz y El Consejo de Hierro, todas publicadas en español por la Factoría de Ideas) es la metrópolis de Nueva Crobuzon, descrita con cariño y cuidado por el autor en la primera novela, mencionada apenas solo en la segunda y destruida en la tercera.

En Nueva Crobuzon vive todo tipo de especies, desde humildes "xenianos" mortales como las Khepri (humanoides con cabeza de escarabajo) o los Vodyanoi (mezcla de humanos y sapos con cierto poder sobre el agua) hasta dioses como La Tejedora (una especie de araña divina bien loca pero a veces demasiado cuerda). Los políticos cierran tratos con horrores lovecraftianos como los Manecros (manos con poderes que parasitan un cuerpo) y negocian habilmente con...los demonios del mismísmo Infierno. Interesante, ¿verdad?


La Estación de la Calle Perdido (2000) se puede leer como novela de aventuras, pero créanme, leer a Mieville es subersivo. Uno nunca termina siendo el mismo. Narra las desventuras (que bien podrían ser del s. XIX) del estudioso Isaac Dan der Grimmnebulin, un estudiante en la universidad de Nueva Crobuzon al cual un garuda, un ser-ave caido en desgracia le pide una cosa muy simple: que le ayude a volver a volar. Yagahrek -que así se llama la criatura- ha deshonrado a su pueblo, que vive en el Cymek, un desierto a mucha distancia de Nueva Crobuzon y ha recorrido más de tres mil kilómetros en busca de un científico obsesionado con la teoría del vuelo como Isaac. Mientras tanto, la novia de Isaac, la khepri Lin, disfruta de un relativo éxito en los barrios bajos de la ciudad con su carrera de escultora de esputo, pero un mafioso bastante peculiar llamado Motley la contratará para que haga su retrato...

...y la trama va de mal en apocalíptico, porque un cargamento biológico de alto riesgo que debía ser eliminado cae en las ingenuas manos de Isaac y desata una plaga de horror a la que ni los mismos sueños de la ciudad escaparán.

Muchos de los "héroes" de esta novela serán detenidos por el represivo gobierno del alcalde Bentham Rudgutter, muchos morirán, muchos experimentarán destinos peores que la muerte y lo peor es que todas sus contribuciones serán olvidadas, así que olvídense de los "héroes" en el sentido convencional de las novelas de fantasía.

A lo largo de sus más de 600 páginas se describen tecnologías y sociedades alternativas (por ejemplo, la sociedad garuda es descirta como una anarquía funcional); se da un tratamiento científico a la magia (por ejemplo la disciplina de la "biotaumatúrgia"); un sin fin de seres cada cual más raro que el anterior, coexistiendo en una ciudad que debería el el pináculo de la civilización pero que sin embargo es una cultura imperialista, capitalista y semifacista en la que se refleja y denuncia el estado mundial de nuestra política. Se describen guerras que llegan a destrozar la realidad y crear abominaciones, guerras que son por gusto, tal como en nuestro mundo real (el trasfondo de Irak y la guerra atómica son más que obvios). Y hay una trama que no deja un solo minuto de respiro al lector. Los personajes, más que guerreros bárbaros, amazonas o reyes hechiceros, son personajes comunes y corrientes que solo quieren vivir y dejar vivir, pero que son aplastados en algunso casos literalmente por el mundo brutal en el que viven. Sus "poderes" mágicos son uno más del montón y no son de mucha ayuda y dificilmente ganan sus peleas con las justas y a veces su poder (como lo descubren los Manecros a la manera dura) no les sirven de nada. En resumen es una novela que apunta más hacia un enfoque humanista de la fantasía.



En lo que podría ser tangencialmente la continuación, La Cicatriz (2002), Bellis Gelvino, una amiga de Isaac, después de los eventos de la primera novela, tiene que huir de Nueva Crobuzon -al estar en la "lista negra" de asociados de Isaac- hacia una de sus colonias isleñas donde la ley tarda en llegar. Pero su tranquilo paseo por mar se vera envuelto en misteriosas conspiraciones dirigidas por el enigmático Silas Fennec y luego en un plan para cambiar la estructura misma de la realidad, dirigido por la nación-pirata de Armada. Como la anterior novela, el protagonista es mas bien el mundo de Bas-Lag y sus fascinantes naciones, costumbres y tecnologías "magicas", pero eso no significa que se le quite preponderancia a los personajes de esta; y es que, seres tan únicos como los humanos automutilados que son los Amantes, la estudiosa de lenguas que es Bellis, el rehecho Tanner Sack que encuentra la libertad en armada, el científico anophelii Kruach Aum o el viajero del Alto Cromlech, Uther Doul son de por si personajes fascinantes y con su encanto.

En esta novela uno puede encontrar ideas tan locas como la fauna "transplanar", que no se limita a existir en un solo universo, un arma tan letal como la posible espada que ataca desde todos los angulos donde es posible que haya existido, artes tan grotescas como las armaduras costra, gobiernos tan exóticos como la Brujocracia (o como ellos prefieren llamarse: Shud zar Myrion zar Koni) y mucho más. Pero también es una obra sería a nivel literario mainstream, que trata sobre las posiblidades que dejamos atras y como si queremos cumplirlas debemos realizarlas por nosotros mismos, sobre la soledad y el complemento en el otro.

De la tercera, El Consejo de Hierro (2004), desgraciadamente no les puedo hablar porque no ha llegado a Perú, pero apenas la tenga en mis manos, la comentaré; se los prometo. Por ahora los dejo con estas direcciones:

http://runagate-rampant.netfirms.com -la página no oficial de China Mieville basada en el diario ficticio El Renegado Rampante, creado por el autor para La Estación de la Calle Perdido (en inglés).

www.panmacmillan/Features/China -la página oficial del autor, desactualizada desde 2002 (en inglés).

www.revistacuasar.com.ar -donde encontrarán en español, un ensayo de Mieville sobre las 50 obras de CF y fantasía que un buen socialista debe leer.

http://en.wikipedia.org/wiki/China -la suma de todo el conocimiento sobre Bas-Lag que wikipedia tiene (en inglés)

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3/21/2006

CINE/ANIME - El Castillo Andante de Howl (2005)

¡Hasta que al fin la vi!, bueno, aca va el primer comentario audiovisual del año



Hayao Miyazaki (Tokyo,1941) y Studio Ghibli son Iconos fundamentales de la animación japonesa, brindándonos obras de arte plenas de significado, contenido y novedad, en la que podemos encontrar elementos fantasticos que, organizados en historias dramáticas -aunque no por ello desprovistas de esperanza-nos brindan mensajes muy humanos y que siempre tienen que ver con lo ecológico y con la proverbial virtud de la inocencia.

El castillo andante de Howl (Howl no Ugoku Shiro, 2004), esta vez basado en una historia de la escritora Inglesa Diana Wynne Jones es la nueva incursión de Miyzaki en la pantalla grande desde la extraordinaria El Secuestro Divino de Sen y Chihiro (Sen to Chihiro no Kamikakushi, 2002) en la cual nos da otra muestra de su talento, apreciado no sólo por los aficionados al anime.

La historia, como es común en los filmes de Miyazaki, se inicia con una joven heroina que se encuentra con lo inesperado en el momento menos pensado, la joven Sophie Hatter (de hat, sombrero) vive una vida ordinaria como confeccionista de sombreros, negocio que heredó de su padre, mientras su madre trabaja en una tienda de chocolates. Alrededor de ella, su nación se prepara para la guerra, la cual no pasa de ser una noticia lejana a pesar de su encarnizamiento.

Una tarde se encuentra, sin saberlo con Howl, quien está escapando de misteriosos seres mágicos, siendo este es el inicio de sus desventuras que la llevan a ser hechizada por la bruja del desierto, convirtiéndose en una vieja de 90 años y sentir el peso de la edad, lo que la hace escapar de su vida anterior, tomando a su cargo la limpieza del Castillo -literalmente- Andante de Howl; que, como suele pasar en los castillos mágicos- está poblado por su propio grupo de personajes auxiliares: Calcifer, un demonio sometido por Howl, que es la fuerza motriz del castillo, Markl, asistente de Howl, un misterioso espantapájaros y el mismo Howl, quien se ausenta deliberadamente del castillo por largas jornadas.

Aquí Miyazaki nos introduce a las complejidades de la vida, bajo la premisa básica que la llegada de lo inesperado produce en las vidas de las personas, Sophie lleva a cuestas la carga de la vida de una vieja, pero además la carga de no querer ser lo que es, cambiando su apariencia de acuerdo a su particular estado anímico, lo que se delata con una frase lapidaria: "a fin de cuentas, los viejos tenemos poco que perder." Y es que, Miyazaki, quien se confiesa pesimista, es un experto en jugar con los contrastes y las sombras de gris que hay en la psicología humana. Lo cual se hace notorio en la transformación que sufre Sophie, de una vida estable y sin sobresaltos -y por ende aburrida- a una aventura constante, en la cual no sólo depende de ella misma, sino también vela por otros (resulta entre irónico y encomiable como toma a su cargo a la bruja del desierto, quien la hechizó cuando esta cae en desgracia, máxime trás la confesión de esta de haberlo hecho para robarle su juventud.)

Además, es importante considerar la relación que se establece entre Sophie y Howl, quien carga con el peso de sus propios inenarrables secretos, pero encuentra en Sophie un apoyo a partir del cual orientar su vida, Sophie se vuelve su (parafraseando a Jim Peterik) último lugar seguro, con lo cual el mismo Howl, quien no es capaz de perdonarse por ser como es, encuentra una razón para seguir adelante (es típico en la cosmovisión japonesa esa idea, que se resume en aforismos como el descanso del guerrero o la funda de la espada, esto es, que el destino de uno se completa cuando encuentra a alguien a quien servir, proteger y con quien compartir)Miyazaki nos pone el mensaje claro: Sólo el amar (notése, el amar, no el amor) nos vuelve seres enteros.


En el apartado gráfico, la obra es Soberbia, la animación computarizada de los movimientos del castillo de Howl contrastan con el enorme cuidado en la ambientación de las ciudades -con un cierto tono entre bárroco y modernista- y las máquinas de guerra, que parecen sacadas de obras de Julio Verne y con un manejo muy vívido de la luz y el color, inundando la pantalla con colores vivos e intensos contrastes (en especial en las escenas de guerra) y con imágenes que fluyen en un ritmo trepidante. A lo cual se suma el notable -como siempre- trabajo de Jo Hisaishi en la musicalización.

En resumen, una obra notable y digna de toda atención, por su magnífico grfismo así como por su historia cautivante que nos habla de la soledad y el amor, la esperanza, y el deseo de vivir, la búsqueda de la paz y la afirmación del individuo y sobre todo de la búsqueda de uno mismo y de como podremos crecer, simplemente por dejarnos llevar por las alas del asombro, más allá de lo simple, consabido y cotidiano.



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Gente menuda


Gente menuda
(Little people)

John Christopher
Editorial Bruguera S.A.
Barcelona, 1978


Vaya por Dios, ¿a qué enemigo de los libros puede ocurrírsele una portada más ridícula que la de esta edición de Bruguera? Parece la de un cuento monse para niños, de esos que nadie lee ni soporta que su papi le cuente al acostarse. Conscientes de semejante desaguisado, parece que los editores colocaron eso de “FANTASIA PARA ADULTOS” debajo del título. Caray, con poner una casa de muñecas en blanco y negro hubieran logrado un producto más digno.

Y es que no se trata de una historia para niños. Es una (fallida) historia de horror ambientada en Inglaterra e Irlanda, en la cual la humanidad tendrá un encuentro con seres que aparentemente pertenecían a la leyenda. Un grupo de personas confluye en una residencia situada en alguna región apartada de Irlanda, cuyo propietario ha fallecido recientemente. Circulan leyendas acerca de duendes y hadas en la región, lo cual no es novedad en un país como Irlanda… hasta que, efectivamente, aparece la “gente menuda” (que espantosa traducción para “little people”) del título, con la consiguiente conmoción de los racionales seres humanos que los encuentran. Las criaturas son como seres humanos en miniatura, de unos 30 centímetros (como la estatuilla del Oscar), y que guardan una proporción casi perfecta respecto al cuerpo de un humano “normal”. Hablan alemán (!) y son siete…

Lo malo es que tan interesantes premisas son destrozadas por el autor, quien parece haber sido atacado por el virus de la “literatura en serio”, pues se dedica a contarnos más cosas acerca de las opiniones y conflictos entre los personajes humanos (un marido dominado por su mujer, una chica ninfómana, una ama de llaves supersticiosa, los infaltables norteamericanos vulgares y codiciosos) que lo que ocurre con la gente menuda. Así, el libro puede dividirse en tres partes: presentación de los personajes humanos (cerca de ochenta largas páginas que casi me hacen abandonar el libro), encuentro con los seres pequeños (vale la pena soplarse el resto tan solo por esta parte, que resume lo que cualquier novela o cuento de horror debe contener, en sus dosis correctas) y lo que pasó después, que es francamente olvidable (los humanos se casan, o se divorcian, o se pelean, o se amistan).

Rebasada al fin la insufrible primera parte (arribo a la finca irlandesa, vagabundeos por el lugar y mucho bla-bla-bla), encontramos a nuestros protagonistas intrigados por la existencia de una detallada casa de muñecas en las habitaciones del fallecido propietario, por demás individuo de extrañas costumbres. A ello se suman las fugaces visiones de seres extraños, que nadie quiere reconocer como reales. La paulatina desaparición de ciertas provisiones de la despensa del albergue sirve como excusa para una incursión nocturna, con la idea de acabar con los autores de los latrocinios, posiblemente ratas o ratones. Pero para sorpresa de los humanos, lo que encontraran es a una pequeña mujer de treinta centímetros, vestida de verde (como los duendes de la tradición irlandesa) y de aspecto inteligente. Luego descubrimos que la pequeña se llama Greta y habla alemán, lo que lleva al científico del grupo a especular que su origen podría ser el resultado de experimentos en citología realizados por científicos nazis, obsesionados con prolongar la vida de Adolfo Hitler, quienes por supuesto no lo lograron. Sin embargo, parece ser que hicieron otros interesantes descubrimientos. Greta no está sola, tiene seis compañeros más, otra mujer y cinco varones. El grupo es acomodado en la casa de muñecas, lugar que dan señales de reconocer.

Pero hay muchas otras cosas raras (además de su tamaño y origen) en torno a esta gente menuda. Sus espaldas tienen rastros de latigazos. Si bien demuestran ser inteligentes, carecen de toda curiosidad respecto a su entorno. Una de ellas incluso revela que alguna vez fue utilizada con propósitos sexuales por parte de su antiguo tutor, a quien llaman “El Grande”. Y siguen otras revelaciones, que transforman el inicialmente prometedor encuentro (los intereses de los humanos van de la notoriedad científica a la explotación circense) en el descubrimiento de una realidad bastante grotesca. La gente menuda tiene sus propias ideas.

Lamentablemente, el autor vuelve a poner a los humanos y sus insulsas personalidades en primer plano, en una desconcertante tercera parte en la que la gente menuda hace una última y breve aparición-desaparición, para que las personas se dediquen a planificar su futuro, acomodar sus muebles, prometerse en matrimonio y cosas así. Pareciera que el autor desconfiara de la seriedad de su argumento, o lo estaban apurando los editores (pensar que John Christopher es autor de un clásico de la ciencia ficción, “La muerte de la hierba”), y no se le ocurrió otra cosa que endilgarnos personajes pretenciosamente complejos y “realistas”, como si al lector le interesara encontrar eso en una novela sobre duendes. Olvidados los duendes, tanto por el autor como por los demás personajes, la novela termina, dejándonos un amargo sabor a decepción en la boca, pensando en la magnífica novela de horror, de humor o lo que sea que pudo ser y que no fue.

Si por “adulto” debemos entender un cuadro estereotipado de las flaquezas y mezquindades humanas, me quedo con “Blanca Nieves y los siete enanos” de Walt Disney, canción incluida.

Daniel Salvo

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3/02/2006

RESEÑA - American Gods o reinventando la mitología


Todo lo que escribe Neil Gaiman (1960, Hampshire) es oro. Comenzó su carrera como periodista haciendo libros sobre Duran Duran y Douglas Adams (el creador de la saga de La Guía del Autoestopista Galáctico). El afamado Alan Moore le pidió en los '80 que continuara por él, el comic de Miracleman, una especie de homenaje al Superman naive de los '50 y '60 y al Capitán Marvel original. De ahí comenzó una existosa carrera como creador multifacético. Desde publicar excelentes -y exitosas- novelas de fantasía como Buenas Profecías (junto a Terry Pratchett) o Coraline; crear series de televisión como Neverwhere (que pasaría a ser novelizada por el mismo Gaiman); escribir la serie de comics adultos más exitosa de todos los tiempos: The Sandman, donde narraba la vida y milagros del Señor del Sueño, Morfeo y su familia, los Eternos, pero era más una novela donde cada personaje encontraba su propia voz y estaba retratado de una manera muy rica o humana, ya fuese dios, demonio, humano o inmortal. Con esa serie se hizo de respeto a nivel mundial y ganador de múltiples preimos tanto fuera como dentro del mundo del comic, confirmando su talento.

Gracias a la colección Brainstorming de Norma Editorial podemos disfrutar ahora de su novela ganadora del premio Hugo (el Oscar de la ciencia-ficción) American Gods (2001). ¿De que trata?, preguntarán. De muchas cosas, de la vida misma, pero unidas por un hilo común: los Dioses.

Nótese que he dicho Dioses con mayúsculas. Hablo de los Dioses de la anitguedad: Zeus, Odin, Kali, Anansi, Eostra, Ganesh, etc. De los dioses por los cuales han surgido y muerto civilizaciones enteras; por los que se han creado imperios; por los que la cultura en general es como es. Por el concepto mismo de fé.

Un convicto cualquiera llamado Sombra, en una carcel sin nombre en alguna parte de los USA, tiene todas las de ganar: es su último día en la carcel, su esposa Laura y su mejor amigo van a recogerlo para celebrar su libertad, una nueva vida le espera...pero ambos mueren en un accidente de tránsito y se queda sin nadie en el mundo y sin recursos. Afortunadamente (¿o por acción del Destino?) es acogido por un viejo estafador llamado Wednesday, cuyo nombre es mucho más de lo que significa, y que una vez fue un Dios.

Resulta que América ha sido el punto de encuentro de todas las civilizaciones antiguas de la historia (créanme, el comentario de Mr. Ibis de como los egipcios llegaron ahí, merece la pena) y a lo largo de los siglos, sus dioses han sido dejados como recuerdos o desechos, de modo que ahora...están atrapados ahí sin medios para escapar ni seguidores que crean en ellos. Porque algo en lo que Gaiman insiste a lo largo de la novela es que para ser un Dios, alguien, en alguna parte debe tener fé en ti. Probablemente esta idea le vino a Gaiman de sus años de juventud cuando estudiaba religión, especialemente textos apócrifos tanto del judaismo como del cristianismo, pero ya estaba presente en The Sandman (un dios babilonio llamado Pharamond dirige una empresa de viajes multiversal, Lucifer se ha retirado a ser el dueño de un bar, Ishtar es una estrella del strip-tease).

Pero volviendo a la idea base del mundo de la novela: si no hay nadie que te recuerde, que crea que podrás realizar algo por el o ella con tu poder, eres menos que nada en este extraño y fascinante mundo de los Dioses viviendo entre los americanos modernos (el episodio del efrit taxista es para matarse de la risa). Y eso no es lo peor. En la mente de los americanos han surgido nuevos Dioses, los dioses del consumo, de la internet, de los medios de comunicacion, de las nuevas tecnologías, etc. Y estos Nuevos Dioses no ven con muy buenos ojos la competencia, de hecho, a lo largo de la novela están planeando un tipo de "Solución Final" para eliminar la competencia, dirigidos por los enigmáticos Señores Mundo y Ciudad, quienes no son lo que aparentan, y juegan un juego a tres bandos.

A lo largo del recorido de Sombra y Wednesday por America y sus gentes, se encontrarán con todo tipo de dioses, desde el sombrío dios de la oscuridad Chernobog al efusivo señor Nancy, de la parca Mama-Ji, a los enterradores de dioses Ibis y Jacquel. Habrá magia, y una moneda muy especial que se niega a desaparecer y que trae de vuelta a Laura de los muertos...más como un Zombi que como un fantasma. Y claro, habrá una terrible batalla final entre los bandos en disputa, en el que el destino del alma de América este en juego, pero cuyo resultado será totalmente imprevisto para TODOS los bandos interesados.

Y claro está, la novela tiene misterio: ¿por qué de todoas las personas, Wednesday eligió a Sombra? ¿Como es que Sombra tiene sangre divina? ¿Por qué Laura ha vuelto? ¿Quiénes son el Hombre Bufalo y las Aves del Tureno que se manifiestan en los sueños de Sombra y que papel han de cumplir? ¿Qué oculta una supuesta persona ordinaria como el señor Hinzelmann?

Aunque la escritura de Gaiman es floja por momentos, el rico y variado mundo que te propone sostiene la narración. Los personajes "humanos" como Samantha Cuervo Negro y el oficial Chad Mulligan son tridimensionales, y la intriga y giros de tuerca que Gaiman te propone a cada momento te mantienen ávido por la lectura.

De hecho hay una secuela: Anansi Boys (2005), que narra la muerte del señor Nancy y como sus dos hijos deben aprender a vivir con su herencia, y que esperemos ver próximamamente publicada en Brainstorming (además de terminar de publicar la Altísima Trilogía de James Morrow y dejar de publicar novelas de Greg Rucka que no tienen nada que ver ahí).

Como comentario final les dejo las palabras del Hombre Bufalo a Sombra: "Solo tienes que creer"

Dicho esto, disfruten la novela.




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