9/18/2009

Libros: Los Hijos de Anansi










Título Original: Anansi Boys
Neil Gaiman
Roca Editorial
2005






-A mi -le dijo- no me asusta nada.
-¿Nada?
-Nada.
-¿Te asusta muchismo nada? -le preguntó Gordo Charlie.
-Me da auténtico pavor -admitió el Dragón
-Pues ¿sabes? -replico Charlie-. Tengo los bolsillos llenos de nada. ¿Quieres verla?
-No -respondió el Dragón a regañadientes-. No tengo el menor deseo de verla.
Hubo un batir de alas -grandes como velas- y Charlie se quedó solo en la playa.
Esto -dijo- ha sido coser y cantar.



Fíjense que el mundo comenzó con una canción.


No, en serio, así comienza esta pieza de genio puro, con la canción que da inicio al mundo; y una vez que el mundo está en su sitio, y los personajes ubicados en sus respectivas esquinas, la historia puede comenzar.


Conectada solo por una cosa a American Gods, esta nueva novela de Neil Gaiman, el maestro tras esa deliciosa golosina en forma de cómic que es The Sandman, zarpa hacia costas extrañas para explorar más de ese fantástico universo donde hombres y dioses coexisten, donde ambos crean nuevas historias y realizan nuevas proezas para seguir dándole cuerda al mundo.


El señor Nancy –si, ese viejito que era el compinche de Wotan/Wednesday en la primera novela- se ha muerto, pero vamos, que no todos los días se muere un dios, y es que el señor Nancy era en realidad Anansi, el dios-araña tramposo, o mejor dicho trickster para ponernos exquisitos, de los pueblos africanos, señor de todos los relatos. Como que es un hombre de cuidado, ¿verdad? Pues fíjense que dejo familia, en la persona de sus hijos Gordo Charlie y Araña –Spider en el original en inglés-, y uno sabe demasiado bien quien y que era su padre, mientras que el otro no tiene ni idea de lo que ha heredado.


Y es que esta novela es en cierta forma, una historia sobre la familia como era The Sandman; sobre las cosas buenas y malas que esta conlleva y como, a pesar de todo, la sangre es más espesa que el agua. Pero claro está, no se limita solo a las vidas de Gordo Charlie y Spider y sus encuentros y desencuentros; en medio del lío están Rosie, la prometida de Charlie; el insoportable jefe de Charlie, Grahame Coats; Daisy, una policía de temer ante los pillos, y claro está, los habitantes del principio del mundo, ¿cómo que se complicó la cosa?; pero eso no es lo peor: muchos de ellos conservan el resentimiento ante las varias –y hasta sádicas, ¿qué creían?, ¿qué las historias son tal y como la Disney las cuenta?, ¿qué no se murió la madre de Bambi acaso?- formas en que Anansi se burló de ellos, y están más que dispuestos a saldar cuentas con su familia. Y como no, no falta una de esas maldades antiguas que ha esperado desde hace mucho, milenios o eones ya, para reclamar de vuelta lo que Anansi con su astucia e imaginación le quitó, y que le arrebató el domino que tenía sobre los humanos y los pueblos antes de nosotros. Algo que lo hacía implacable, terrible, letal.


A la vez, esta novela es una especie de comedia social picante a lo P. G. Woodehouse, un 

homenaje a los cartoons de Tex Avery en sus primeros tiempos, por no hablar que es una muy efectiva novela de terror, sin que le falte por ello humor o realismo. Sus personajes humanos son –me atrevería a decir- tetradimensionales, son personas que puedes perfectamente encontrarte en la calle, simplemente enfrentados ante situaciones extraordinarias o situaciones límite. Y vaya que tanto los buenos como los malos la van a pasar mal en esta novela, nadie va a salir entero del absurdo que va construyéndose en la novela, por ejemplo: ¿sabían que los pingüinos pueden ser una fuerza letal cuando se lo proponen?; ¿que solo nos encontramos con quinientas personas a lo largo de nuestra vida?, ¿o lo útil que es una anciana muerta vagando por el mundo? Por no hablar que se puede hacer magia antigua, oscura y sagrada con las cosas más mundanas. Si, todas estas sorpresas y más les esperan a quienes hinquen el diente a esta novela. Además, sus dioses sin ser absurdamente todopoderosos son creíbles, entrañables y hasta dan un poco de envidia, después de todo ¿quién no ha querido ser un dios una vez en su vida?. Además, tampoco la pasan muy bien ante las vendettas que sus viejos enemigos les tienen preparadas. Pero Anansi es más listo de lo que esperan, aún muerto se asegura que la gente se la lleve a lo grande en la vida, con mil y una trampas preparadas ante quien haga maldad. Después de todo, él a pesar de ser el Burlón entre los dioses, es también el justiciero, el amigo de los hombres, el Prometeo verbal del mundo que les asegura finales felices a quienes se los merecen, y si alguien va estar al timón del relato que estamos leyendo, tengan por seguro amigos lectores, que es el astuto señor Nancy en toda su humildad y astucia quien traza los senderos que cruza el lector. Anansi se asegurará que si algo malo va a pasar en esta novela, de minimizar los daños al máximo, y que los responsables del daño hecho paguen por los platos rotos; eso si, sus hijos tendrán que aprender sus lecciones de quienes son realmente, y cual es su lugar en el mundo antes de heredar su trono, pero…¿quién puede asegurar que Anansi esté muerto del todo? ¿Puede el deseo de contar historias, morir quizás?


Por no hablar que esta novela es una buena obra de fantasía, que nos muestra de forma sólida y convincente, como eso mágico e irreal toca nuestro mundo “normal” todos los días, y nos trae esa imaginación –más no esa inocencia que hemos perdido a cambio de la experiencia, y hasta la malicia- que creíamos perdida. Un nuevo éxito de uno de los autores mejor fundamentados en el campo de la fantasía y que aplasta pottereadas con la fuerza de un destacamento de elefantes cartagineses. En resumen un trabajo firme y delicioso ante el lector. 100% recomendado para los seguidores de Gaiman y de la buena fantasía urbana moderna en general. Sin redundar en detalles morbosos –pero por eso no menos terrorífica en sus imágenes de dolor, cual balazo entre los ojos-, ni dejarse llevar por los males de la novela ‘paranormal’ romántica actual –puesto que de haber finales felices los hay, más no acaramelados-, Los Hijos de Anansi es una obra que dará mucho que pensar a quien la lea sobre la sencillez, y a la vez, la complejidad de la naturaleza del mundo, como se enmaraña cual red de araña –si me perdonan la broma- y como se desteje con sencillez una vez que se analizan los hechos pausadamente. En resumen un libro para digerir con facilidad y a la vez para gozar con profundidad. Otro éxito asegurado del maestro Gaiman


Para más información sobre este libro, en este enlace:
http://www.threemonkeysonline.com/als/_neil_gaiman_anansi_boys_interview.html, hay una entrevista a Gaiman sobre sus intenciones a la hora de empezar a escribir esta novela, y en este otro: http://journal.neilgaiman.com/2006/08/hugo-words.html, una muestra de su humildad como escritor al declinar la nominación al Hugo del 2006 (y conste que ganó el del 2009 con la reciente El Libro del Cementerio de pronta publicación en español por Roca Editorial). Después de todo, aunque seas una superestella, no puedes dejar que el éxito se te suba a la cabeza o terminarás como Jacko (si, se que es una broma cruel, pero consuélense pensando que es el tipo de broma que el señor Nancy haría).


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