11/13/2007

Libros: Para tenerlos bajo llave


Para tenerlos bajo llave

Carlos Carrillo

Tercera edición

Bizarro ediciones

Lima, junio de 2007

La primera vez que vi un libro de Carrillo – la primera edición de Para tenerlos bajo llave, pasé de largo. La portada no era provocadora ni pornográfica, sino simplemente fea. Igual dicen que agotó dos ediciones. Además, los pocos comentarios que había leído sobre los relatos contenidos en el volumen apuntaban más su temática explícitamente sexual, antes que al aspecto gore o fantástico de sus ficciones.


Para mi suerte, esta tercera edición de Para tenerlos bajo llave vino precedida de algunas entrevistas, una promoción desde el blog de su editor, Max Palacios y la explícita mención a las influencias del autor, entre las cuales incluye a H.P. Lovecraft.


De manera que arriesgué los veinte soles que cuesta el libro, que además viene con un CD de obsequio, el cual incluye algunos cortometrajes basados en los cuentos de Carrillo.


Pues bien, tuve al fin la oportunidad de leerlos. A todos los cuentos, tanto los de terror como los que podríamos llamar explícitamente sexuales (o explicitamente depravados). En mi opinión, haría bien el autor en ahondar en la veta fantástica antes que en la sexual, por una sencilla razón que todos conocemos: lo que antes era para “mayores de 18 años con advertencia”, hoy no lo pasan ni por televisión.


La fantasía de Carrillo apunta al gore más decadente, y bien que logra su cometido. Tan es así, que con seguridad ha de haber quienes piensen que el autor ha vivido algunas de las cosas sobre las que escribe. O peor aún, uno podría llegr a atribuirle al autor las características de sus personajes. ¿Es el poder de la ficción, o una expresión de nuestros miedos (o deseos) más recónditos, el llegar a pensar que realmente existen personas capaces de perpetrar semejantes actos? Tal vez sea mejor no leer, por si acaso nos ocurra lo suele ocurrirle al lector: sentirse identificado con lo que lee…


Identificado con asesinos sedientos de sangre, con vampiros lujuriosos, con depravados capaces de abusar de menores, con víctimas o con testigos… El universo de Para tenerlos bajo llave no tiene ningún asomo de bondad. El mal está aquí y más allá, en tu vecino o en tu mamá, en los inocentes o en los monstruos. No hay personajes victoriosos en este universo, y a mi juicio, esto es lo más terrorífico que puede llegar a concebir la mente humana: un mundo sin redención.


Así, contemplamos con horror a los monstruos impredecibles que juegan con los destinos de los humanos, al tiempo que les hacen creer que satisfacen sus deseos (Mujer de las 4 a.m., La gorgona en el lienzo, Invoca la desgracia, Soplo en el cerebro, Legado de los Cárpatos, La invitación), continuando luego con las andanzas de los monstruos humanos (El coleccionista, Cristales rojos, Euforia permanente y Si a trece le quitas cuatro tienes nueve; éste último acaso el relato más prescindible de todos, no por su temática, sino por la redacción casi escolar del mismo, que convierte en pueril lo que pretende ser, como mínimo, escandaloso).

Mención aparte merece Hija de Hefesto, cuento recién publicado en la presente edición. Tiene de todo: científico loco, víctima indefensa, monstruo aterrador y la cantidad precisa de palabras. Dado que forma parte del “bonus track” de Para tenerlos bajo llave, es de suponer que pertenecen a una esperada época de madurez del autor, que esperamos de para más. Uno de los cuentos de Carrillo que sí volveré a leer.

11/07/2007

LIBROS: It (Eso)


It (Eso)
Stephen King


Si ha pensado leer un libro durante las vacaciones de verano, aproveche y lea “Eso”. Son poco más de mil quinientas páginas. Como para no leer nada más durante un buen tiempo.

Es lo malo de los libros de King: al margen de la opinión final que se tenga de lo que escribe, su manera de escribir es adictiva. Sólo por eso me atrevo a recomendarlo como “el” libro para las vacaciones (yo lo leí en temporada laboral, pero es que yo soy un vago).

¿Y de qué va Eso? Mucha gente, luego de ver la película que se hizo sobre el libro, cree que se trata de un payaso (Pennywise) asesino que persigue a unos niños… Bueno, payaso hay, pero es sólo uno de los aspectos que Eso puede asumir para horrorizar a sus víctimas.

En el pueblito de Derry, en Maine (el Macondo de Stephen King), hay una racha de asesinatos de niños cada cierto período de tiempo. La gente conjetura que se trata de un asesino en serie, y trata de proteger a sus retoños con los consejos habituales (no salgas muy tarde, ten cuidado con los extraños). Pero lo que se oculta detrás de los asesinatos no es humano, es… eso. Una criatura, un ente con poderes indescriptibles (aunque no es todopoderoso), como son los de cambiar de forma, apoderarse de las mentes de sus víctimas o – en una de las escenas más terroríficas que nunca haya leído – introducirse en las fotografías y animarlas desde adentro…

Sus víctimas son y han sido (eso tiene una edad inmemorial) casi siempre niños. Pero en 1958, siete de los niños elegidos para ser sus víctimas (entre tantos otros), descubrirán que entre ellos hay un vínculo diferente y más fuerte que la simple amistad, un vínculo nacido quizá de su propia condición de perdedores y de su especial sensibilidad para percibir a eso… De modo que además de los miedos propios que conlleva cada etapa de la vida, los siete tendrán que optar entre dejar que eso se salga con la suya otra vez o enfrentarlo. De paso, King nos narra con atroz pericia el itinerario de cualquier infancia normal, capaz de contener tanto horror como la historia de terror más truculenta. King hace que uno añore su niñez pero que no desee volver a ser niño nunca más, aún sin eso.

Mejor no lea este libro en sus vacaciones. Más de mil quinientas páginas de eso tal vez sean demasiado. Demasiado horror.

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