9/23/2009

LIBROS: Almanaque Invasores de Marte



Almanaque Invasores de Marte
Invierno 2000
Edición al cuidado de Javier Calvo / 26 Octubre 2000
Reservoir Books – Grijalbo Mondadori / 252 pàginas / 23 cm X 15.3 cm
La carátula de Liniers posee la gracia horripilante y la atmósfera camp correspondiente a la visión que desean transmitir los antologadores, y más allá de su fealdad funcional y de su sombrío colorido deviene en apropiada, cargada de mensajes y premonitoria sobre los contenidos en un rango de certeza superior al promedio.
La mayoría de los relatos poseen un estilo desasido, despegado de la normalidad, en algún caso de un humor casi surreal, pero en general de una jocosidad espléndida. No obstante, cuando de cinco relatos de la sección Invasores de Marte (ciencia ficción) te gustan cuatro y con el postrero llegas a un desencuentro que sin embargo no te impide hallarle méritos, uno puede empezar a señalar la pertinencia de la crestomatía. Si pertinaces incursionamos en Historias con Monstruos (sección de terror) y todos te agradan, catalogando uno como notable y admitiendo el final fallido de otro pero aceptando que es absolutamente legible y disfrutable, sabes que le han metido mucho cariño a la selección, con lo cual reivindico la tarea de Javier Calvo… por lo menos queda dicho, que de ingratitudes está empedrado el camino de los géneros de CF y Terror.
Si agregamos que el humor y la desbocada imaginación que los colman puede facilitar pasar un trago amargo si nos descubren leyéndolos (para los vergonzantes que acuden a laborar con su libro de mano o de bolsillo) o justificar una incursión en el submundo de los géneros (de la que no desearíamos que se enteren nuestros vecin@s o amig@s intelectuales, que sólo leen mainstream convencidos que los subgéneros no contribuyen a revelar los secretos de la existencia), cuestionable por otr@s pero que nos permita declarar, aunque aún aturdidos y culpables, el porque de su peculiar atractivo.


Invasores de Marte: Las mutaciones del horror y la ciencia ficción: Javier Calvo: El prologo confiado a Javier Calvo parece empañar la recopilación, a momentos se siente que no lo merece (después al repasar la crestomatía comprendemos porque fue redactado así), y que debió encargarse de la misma alguien con más valentía y menos apego a lo correcto, pienso en Saurio por ejemplo, quien disfrutaría perpetrándolo con saña y humor. No obstante, queda la sensación de que la aproximación posee un indudable perfil vergonzante, ya que a esos subgéneros se les supone sin categoría cuando son analizados por los críticos del stablishment, pero que pese a esa constatación del canon intelectual se tornan fenómenos de masas, espectados por centimillones en el cine (aunque mucho menos en los libros, pero hay que medir y sumar) ¿Dónde radica la atracción? ¿Podremos explorarlos y aportar algo que sin abochornarnos nos permita gozar cual chanchos en su chiquero cuando los abordamos.
Reflexiono a vuelo de tecla: Quizás por eso la aproximación del ensayo empieza por un medio que se encontraba devaluado (recuerdo ese tópico que repetíamos en los 80’: “Los programas de TV deben aludir a una edad mental de cinco años, ya que l@s niñ@s son potenciales compradores y l@s adult@s no han superado esa edad mental”. Pero, a contrapelo, ha sido en la TV donde aparecen los síntomas, en la pantalla que disuelve el flujo histórico para armar un puzzle donde aparecen entremezclados los documentales científicos sobre el clima y las catástrofes ambientales, las extinciones de especies y la desaparición de ecosistemas con las familias disfuncionales, los guiones que recogen la multiplicidad de la realidad y los policiales con forenses y asesinos múltiples como protagonistas que adquieren una complejidad superior a cualquier intento anterior y entonces dimensiones insospechadas de solidaridad brotan como ocurre en Cold Case o se construyen atractivos personajes para nada “políticamente correctos” como en Dexter. Al referirse a mezclas es palmaria la evidencia del conecte con lo postmoderno, el kitsch, la multivariedad y la retroalimentación y nos prepara para la red de redes donde crear significa copiar-manchar-pegar-transmutar con el toque alquímico (Frankenstein mediante) de la propia contribución
Además, por encontrarse en el borde vivo de la búsqueda científica, la CF ha tendido a reflejar y a reflexionar sobre las implicancias de los descubrimientos o la aparición de nuevas teorías explicativas de la vida, la materia, la humanidad, en un ping pong retroalimentador que sólo en este género se produce, que nos allana la ruta hacia la aceptación de una realidad caótica y hasta con abundantes ideas claras mostradas en forma inteligible e inteligente. Basta revisar los innumerables aciertos que jalonan las páginas del género, a pesar de no ser ese su objetivo. Al igual que las espléndidas ideas que teje Calvo (el señalar mi discrepancia inicial por un enfoque próximo a pacato, no es óbice para destacarlas) como los mecanismos de autorreferencialidad: secuela, remake, reciclaje; o la evocación de Videodrome referida a la “mesa mezclas del creador de subproductos” y la multiplicidad ambigüa que carcome a los interlocutores cual obra de teatro con transferencia de personajes; fuera de bromas el artículo es excelente, lo que al final uno lamenta es que estando tan bien informado no luche con más ahínco por nuestros géneros de las entretelas, y así no quedarse con la argumentación recopilada y mejor demostrar que ese afán de seriedad de lo académico es ñoño y aburrido, aunque nos importa un bledo lo que piensen, ya que en la actualidad se la pasan trascendiendo nuestros géneros cuando en realidad los invaden y los saquean en nombre del sagrado mainstream.
Calvo es estimulante y divertido, erudito y autorreferencial (aplicando a si mismo las categorías con que analiza su material), que mejor reclamo para la cacería de monstruos podríamos pedir, no obstante engolosinado por el terror del écran olvida a ratos a la CF que ha seguido otro camino y como diría Mark Millar respecto al Iron Man de Civil War “similar pero distinto”.


La página pantalla: Eloy Fernández Porta: El cierre encomendado deviene en innecesario y lamentable, quiere ser más intelectual de lo expone y más críptico de lo que cree, con lo cual desluce cualquier idea novedosa pergeñada, como con frecuencia le ocurre a comentaristas que imitando a los críticos desean superar su material, creyendo que es tarea fácil (soy consciente de que me trago mi propia cabeza, pero tenía que decirlo).
Siendo Jarjacha la que albergará este texto, arranco con el orden establecido en el libro: I. Historias con Monstruos




El Retorno: Roberto Bolaño:
Leer sin esfuerzo, sin tensión neuronal aparente, deslizarse sobre el horror cual cadáver engrasado, con la necrofilia transmutada en elegante y ligera elección, sin aristas conmocionantes y cincelada con tanta suavidad como si las mariposas estampadas en una tela se desvanecieron en trémulos aleteos. Navegar por la consternación como superficie lubricada, y mantenerse apartado de lo esperado mientras flamea en alto el estandarte del interés -condimentado con la suficiente originalidad para sorprendernos, pero sin los alardes experimentales que rechazaríamos-, en algún momento recordé ese estilo fresco, desinhibido y documental de “Literatura nazi en América“y en simultánea la conciencia del autor que pule con igual empeño de joyero de la palabra (no por algo creó el movimiento poético infrarrealista), una novela que un relato, en una demostración palpable de responsabilidad y cariño por el oficio. Por si acaso, de lo que no queda es que las mujeres de ensueño son las traidoras de la vigilia.



Esto ocurrió: Andrés Ehrenhaus
Se inicia como un informe de avances de investigación pero se torna un catálogo de preocupaciones que oscilan entre la sospecha y un leve pánico. Cada cifra se refiere a un tema apenas reconocible pero que podemos intuir y develar: 1. Similitudes y diferencias en torno a los significados diversos de la amistad 2. Empiezan las fugas hacia lo innombrable 3. Distorsión leve del entorno, aunque reiterativa y abierta 4. Sorpresas o… confusiones en torno a un cocktail-party y teléfonos 5. Explicación con pulso de espanto, eso si narrada con emoción y dramatismo 6. Sobre la indeterminación y sus consecuencias, con brillo verde y beodez hambienta 7. Aparente retorno a la normalidad (es que un descanso entre tanta carcajada es necesario, no por que dejemos de reír sino por que nos retrotrae a lo manejable, a lo medible) Sarcástico hasta la desmesura, atrapa vuelo trepando por sus propias frases hasta lograr un cocktail como el de la fiesta donde coexisten la burla vestida de respeto y el detalle descriptivo como ironía eclipsada por el pavor, porque de que lo hay, lo hay, sólo que al estilo tamal, envuelto en capas de alegría 8. Desopilante seducción virtual o… fantasmal con nalgona que urge del bidet 9. Del desconcierto como aceptación del absurdo en medio de acontecimientos extraños 10. Frustraciones varias y conspiración de zombies 11. Happening probable de arte vivencial y falta de perspicacia 12. Atrapado sin remedio 13. De una cierta insensibilidad como tabla de salvación. Desternillante, la mandíbula duele al terminar, lo mejor es leerlo de una sentada.



Uno es lo que come: Guillem Martínez:
Va de vampiros, desde que pone el pie en el acelerador del relato trata de dotar a la familia de un aire de incomprensibilidad, de memoria fragmentada por dolorosa, y dispersa por la polvareda espesa que no se asienta temporalmente; los razonamientos vampíricos son confusos tal y como debe ser el proceso de pensamiento de tales seres marginales y lo consigue, tomando en cuenta su nutrición y lo que implica; a momentos tampoco yo sabía de que iba, pero eso si con la guía del título, que lo lleva pintado me ubicaba y me volvía a desternillar. Es verídico, en ocasiones el humor in crescendo nos obtura la garganta a risotadas, introduce los elementos jocosos a veces con un sopapo, en ocasiones con un quiebre, pero lo cierto es que no ahorra los motivos desternillantes, y de repente nos azota con una onda de amargor que para que lo pruebo, por ejemplo, el vástago no cree en el gran Secreto y constata que siempre comen morcillas y que su madre llora cuando cree que no la escucha. Es patético pero divertido como esos filmes indies USA (A Good Life), y dosificar la información en breves capítulos que sugieren pero no atosigan una adecuada manera para medrar en el pseudos misterio y prepararnos para la próxima risotada, y así como para “hijo” los datos encajan y adquieren sentido, asimismo para el lector las zonas oscuras que evito diligente para que no se agriaran las peripecias se articulan y echan a andar sin que cojera comprensiva las afecte. ¡… Ah!, y nos deja un regusto triste aunque nos haya acribillado a carcajadas, por un resquicio se cuele el recuerdo de “Aquí yace el wub” del maestro PK Dick y de algo no tuve duda reflexionando sobre la forma de recordar de “padre” y “madre”: los verdaderos españoles en la guerra civil fueron los republicanos.



Mamis Malas: Naief Yeyha
Desvergonzada y licenciosa, el título no dice todo, hay más, mucho más en la reproducción reiterada de lo producido en el equipo de TV y los métodos a que recurre para el éxito del programa, mezclado con humillación y vileza se encarama a la repulsión y al desmadre. Crítica devastadora a los “reality show”, pero a pesar de que desnudan a Televisa y en general a la TV azteca no me logro convencer del sendero elegido, hay unas líneas postreras que no funcionan, ya que han debido terminar no como avergonzados criminales sino como exitosos negociantes que logran vender una mercancía infame. Lástima que afloje al final, pudo ser redondo.



Historia con Monstruos: Rodrigo Fresán
Es la fresa que corona la copa de helado, sobre todo para quienes amamos el cine y en particular las películas de Stanley Kubrick. Basado en hechos “rigurosamente ciertos” como suele decirse, pero no por ello sus líneas se tropiezan con la insipidez ni son magras en imaginación. Emprende la singladura con un episodio cardíaco extremo mixturado con las reminiscencias de “La Mujer Escorpión”, el momento de concepción de su hijo y un fenómeno de feria y una frase que podría ser de Susan Sontag: “Una fotografía es un secreto sobre un secreto. Cuanto más te dice, menos sabes” y eso en los párrafos inaugurales. Se despliega multiforme devorando ciencia-ficción, filmografías y actuaciones nimbadas de sincronías y quizás casualidades. Fresán posee esa erudición fácil y refinada de quien ha leído en abundancia y bien, expresado en enunciados como: “Mucho antes de intercambiar dinero o mercancías, los hombres aprendieron a intercambiar historias. Las historias como forma invisible pero sólida de la riqueza”, lo cual de inmediato me llevó a evocar a Ivo Andric y su “Puente sobre el Drina” donde ambos bandos en pugna también se intercambian poemas, mujeres y canciones, revelando que la cultura es más importante para la historia que el dinero. T (el monstruo por tratamiento) parodia los telegramas cuando conversa, y el Diario de su madre, la actriz Talbot remeda sin disimulo las crónicas sentimentales pero con muy mala leche. Rescato más perlas para el bello collar con que nos adorna suave el relato:
“Hay algo en las mujeres disfuncionales que las vuelve irresistible… la capacidad que ellas tiene para destruir a los hombres sin sentirse responsables de los efectos de esa destrucción” o sobre envejecer: “la mayoría de las cosas que entonces nos parecen divertidas, con el tiempo se revelan, para siempre, como formas innegables de lo patético”; y hasta una que comparte la sibilina característica del uso temporal hereje que practican muchos cineastas y escritores latinoamericanos.
Y un final oscilando de lo expectante a lo esplendoroso, que tiende pseudópodos hacia otros tiempos y tentáculos hacia dimensiones alternativas como buen serial del género, e inundado de luminosa esperanza como para volverlo a vivir otra vez.
Respecto al enlace que edifica entre cine de ciencia-ficción y relato, podemos decir: ¡Que engarce tan ajustado! ¡Que bruñido tan rico en matices! Y siendo traslúcido como ala de mariposa, es musculoso como cuerpo de selacio. Sección aparte son los afiches de filmes que por si mismos ameritan una revisión pormenorizada, un análisis contextual, una síntesis sensible, un derramarse de vivencias, agregando encanto a la lectura.



II, Invasores de Marte



Sonata: Juan Abreu
A partir del petardeo germinal se inserta en la línea de los Horars de Gene Wolfe, en la demolición del belicismo de Harry Harrison o en la crítica antimilitarista de Joe Haldeman. Es hightech en la perspectiva burda, mecanoide y superficial que desintegra la carne y la humanidad. La situación social ha transitado al descalabro y al desorden violento, la ambiental ha derivado a la catástrofe. Las armas son se novísima generación: sólo disparan cuando hay reconocimiento por voz del usuario designado. Africa ha sido convertido en un continente de pruebas guerreras y su población exterminada. El protagonista que vive enfrentando recuerdos, evoca en especial dos: una playa prístina antes de la hecatombe, y una escena de una crudeza sexual inusual. Existe dependencia extrema de los clones de entretenimiento sexual, mientras juegan a ser consumidores responsables y los soldados perfectos fabricados por la corporación Disney o por las cofradías religiosas se dedican a la devastación inmisericorde. Reproduzco un enunciado: “arrasada y contaminada superficie terrestre. Flotaba sobre lo que fuera Perú”.
Cuando el combate se descarga podemos sentirlo vibrar espeluznante pero con perfil hermoso; horrísono y no obstante musical. Final triste que se muerde la cola, bien escrito y mejor resuelto, estructurado con imágenes poderosas y por instantes, brutales, con justificación y eficiencia. El contexto establecido para el desarrollo de los sucesos desborda el recipiente que intenta contenerlo, el relato deviene en la viñeta de un fresco extraordinario y vasto.



Estampida: Lázaro Covadlo
Tremendo pero sentía a ratos que con deleznable coherencia científica, y por el tema que asume (brecha generacional) la necesitaba, la lógica que lo anima flojea pero la pluma lo mantiene. Hay momentos en que la idea expuesta nos recuerda a “El Ultimo Recreo”, de Carlos Trillo & Horacio Altuna, y en su forma testimonial a “Diario de la Guerra del cerdo” de Adolfo Bioy Casares, argentinos indivisos. A pesar de esa debilidad, tanto la idea matriz como el propio relato funcionan, el uno reiteramos que por el buen oficio y la otra por ser bastante audaz y original. Me agrada la evolución del síndrome de disociación y abandono, con episodios intermitentes, cierres sublimes y comportamientos roñosos. El final, desgarrador e inclemente me gustaría para “La carretera” de Cormac McCarthy.



El Juego de los Mundos: Carlos Aira (fragmento de la novela)
El análisis de las correlaciones afectivo-emocionales de la familia ya apunta hacia una determinado método de abordaje, que se reproduce cuando expone el proceso mediante el cual la “Realidad Total” se reubica de juguete para millonarios a entretenimiento de masas. Rebotando entre la crueldad consciente y la indiferencia blanda reproduce ad nauseam por el universo los conflictos conyugales y de todo tipo característicos de l@s human@s, en otros tejidos reales. Y morando en ese contexto, cribados por la confusión perceptiva, la transformación corporal como moda, la erosión indetenible de roles y el derrumbe de valores, e inteligencias artificiales potentes y multidimensionales nos advierte que alcanzar la utopía puede ser demoledor, porque los problemas pueden desaparecer pero no el hastío, y a partir del esfuerzo de borrar ese sentimiento recalar en el sadismo metódico, y al no poder aplicarlo a nuestros congéneres por la conquista de la libertad proporcionada por la RT, llegamos a elegir a otras especies como recipientes de dolor, lo horripilante consiste entonces en que las civilizaciones a ser devastadas moran en algún punto de la multirealidad esgrimida por Everett y seguidores. En cierto modo ya ocurre con la extinción de decenas de miles de plantas y animales bajo el impacto de la catástrofe ambiental. Me recuerda a sendos relatos de Jerome Bixby (“Dirección única” y guiones de Star Trek) y Daniel Galouye (Mundo Simulado). Culmino señalando que es una delicia seguir la ruta trazada por el autor, veamos una muestra: “Considerada como una vida histórica, esa persona es cualquier cosa menos instantánea y accidental: es una construcción a largo plazo que puede ocupar una conciencia durante todo el lapso de la propia vida.




Cómo odiamos las despedidas: Jesús Llorente
Quiere ser una broma cruda y oscura a lo Stanislaw Lem, pero termina casi como un homenaje regurgitatorio, con dos personajes homónimos, y homosexuales donde el apellido de uno de ellos es un anagrama del personaje de los Relatos del Piloto Pirx. Con frecuencia sus disquisiciones no alcanzan a conmover, se vuelven dilatadas y los eventos no convencen, demasiados tics, ideas manidas, falsas premisas europeo-occidentales y ofuscaciones perimidas. Olvida que los tibetanos trepan los Himalayas por que es su hábitat y fue el “sherpa” Tensing quien subió al Everest arrastrando a Hill, que los polinesios fueron grandes navegantes y conquistaron el Pacífico y poblaron sus archipiélagos mucho antes que los europeos supieran separarse de la costa (véase una excelente explicación en Jared Diamond: “Armas, Gérmenes y Acero”) y así por el estilo. Sus sistemas de valores difieren de los europeos, ni mejor ni peor sólo distintos pero tan respetables como cualquier otro.


Más allá del rechazo ideológico que uno puede sentir por el relato posee algùn momento que reconcilia: “La increíble ansía de creer en lo imposible anida en el interior de la mayor parte de los seres humanos” y trasmite conceptos interesantes aunque invertidos en su lógica, verbigracia: Para los cristianos la existencia de otros seres inteligentes sería fatal (anoto que el Observatore Romano ha distinguido en varios artículos la multiplicidad de la vida, y por ende la existencia de ET, lo que no ha dejado claro es el papel que juega el sacrificio de Cristo), quizás por eso el que agoniza pide al que viaja que sean destruidao aquellos planetas donde aparezcan otros seres (¿genocidio por abandono?)


Si tuviera que renombrarlo a lo Woody Allen sería: “Intimidades y voyerismo… pero sin alcanzar a perturbarnos”, recurriendo a Joanna Russ: “Pareja en mundos paralelos… quiere ser trascendente pero no puede, y si el convocado fuese el estilo sociológico: “Dudas sobre la existencia de dios y sus consecuencias inesperadas para los viajeros”



Viaje a Gea: José Manuel Prieto
En Gea la visión de sus habitantes se puede sintetizar en: La vida como arte o el arte obturando los intersticios de la existencia, y de las obras integrales a que daría origen, así conectando el sistema educativo con educación por el arte convierte en verosímil su material y sugiere que la visión de Karl Marx se encarna en estos gaianos penetrados e invadidos por el afán artístico. También lo liga con las ondas de sueño, es una lástima que no prolongara las andanzas del nómada espacial, para que el final letal como un rayo fuera menos anonadante. Sin embargo tengo una queja mínima referida al manejo del relato, que tras un arranque soberbio, elige dos elipsis para culminarlo, una de ellas magnífica, que lo recortan de manera notable (es el relato más corto de la antología), pero en cierta forma también lo desmedulan.

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