1/14/2009

CINE: The Host


Es ya consabida -al menos desde el estreno de Ringu- de la capacidad de los cineastas de los países del Asia Oriental para proponer nuevas innovaciones, nuevos caminos creativos a explorar más allá de las convenciones del cine de terror (centrado ultimamente en el gores de diversos calibres) y de fantasía (esencialmente orientada a historias épicas para adolescentes) que se ve ultimamente en Hollywood.

The Host (o Monstruo depredador, como se le ha dado en llamar por estos pagos) es una demostración adicional de lo bien que se puede hacer una película de este género sin recurrir a tópicos manidos.

¿Cómo se come esto? muy sencillo.

Es usual en la tradición de cine oriental (especialmente la japonesa con Gojira, Gamora y un largo etcétera) las películas que se centran en la aparición de un monstruo en la ciudad, un breve preambulo sobre sus orígenes, en los efectos de su ataque y en el drama que transcurre entre los personajes para detener/calmar/elminar/ayudar a la criatura, siendo la bestia la protagónista total del film y los personajes de carne y hueso meros comparsas.

Esta película coreana representa un cambio sobre esta tradición, ya que, además de narrar la aparición del monstruo y los efectos de su feroz ataque contra la ciudad y la gente, se centra en el drama de una familia, los Park (apellido bastante común por esos lares) en una tan desesperada como sorpresiva búsqueda de la menor Hyun-seo, atrapada por el monstruo.

Este segundo tema tomado en cuenta en la historia, nos ofrece muchas seuencias y diálogos destacables, así como varios guiños de humor negro pese al tono totalmente serio y formal con el que los personajes dicen sus líneas.

Otro tercer tema o capa que podemos mencionar es el juego de mentiras y manipulaciones emprendido por los gobiernos tanto de Corea del Sur como de Estados Unidos, con el fin de poner en acción una nueva arma biológica, pretexto sustentado en que la bestia es portadora (de allí el nombre host: anfitirón, portador) de un virus letal.

La fotografía es muy bien lograda y no puedo descartar que algunas tomas hayan sido retocadas digitalmente, aunque de ser así, tal acción cumple su cometido, que es proveer de imágenes ricas en texturas y contenido y sobre todo, en un buen manejo de la luz en el enfoque, logrando, en las partes álgidas del film, una inmersión en la acción por parte del espectador.

Otro punto interesante a destacar es el manejo del ritmo narrativo por parte del director, en las secuencias se salpican vertiginosas escenas llenas de agitación con lentas sucesiones de cuadros que desembocan en un final abrupto, inesperado, que pueden sacar al espectador de su asiento.

El diseño del monstruo, pieza fundamental de la película, muestra una colaboración multinacional, que combina animaciones en 3D (CGI) con modelados sólidos filmados (animatronics) consiguiendo sin embargo, una fluidez bastante creible para los movimientos y acciones de la bestia.

Las actuaciones, particularmente las de los miembros de la familia Park: el acongojado patriarca Hee- bong (Byeon Hee-bong) el tonto y cariñoso Gang-du (Song Kang-ho) el "normal" Nam-il (Park Hae-il) y la "estrella" de la familia Nam-joo (Bae Doona) en un viaje que es a la vez huída y búsqueda, destacando especialmente por su capacidad expresiva la desafortunada Hyun-seo (Ko Ah-seong)

La música, compuesta por Lee Byeong-woo, combina tonos de instrumentos de viento con oscuras secuencias de cuerdas, dando, especialmente a las escenas finales un ambiente dramático muy bien logrado.

Em resumen, una excelente película, no solamente desde el punto de vista del entretenimiento, sino como mensaje político, social y medioambiental que no debe ser tomada a la ligera.

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