1/19/2008

LIBROS: Cthulhu 2000



Jorge Luis Borges, en su inolvidable cuento “Tlön, Uqbar, Orbis tertius”, postulaba la existencia de una vasta enciclopedia que describía en detalle un mundo imaginario, al punto que esta realidad inventada acababa superponiéndose y reemplazando a la realidad auténtica… si es que no ha ocurrido ya.

Con la mitología creada por H.P. Lovecraft (y su círculo), está ocurriendo algo similar a lo escrito por J.L. Borges. Los “Mitos de Cthulhu”, es decir, los cuentos y novelas según los cuales nuestro mundo y nuestra civilización no son sino el patio trasero de un universo que está dominado por unas entidades más allá de nuestra comprensión, que sin embargo intervienen a veces en los asuntos humanos, pero no para nuestro beneficio.

Rafael Llopis, en su magistral introducción a la antología “Los mitos de Cthulhu” publicada por Alianza Editorial, considera que “el ciclo de Cthulhu” ha atravesado las tres etapas de inicio, apogeo y decadencia, basándose en la producción literaria del mismo H.P. Lovecraft, sus precursores y quienes recogieron su legado. De hecho, “Los mitos de Cthulhu” está estructurada en base a las etapas que sugiere Llopis, de las cuales cada cuento sería un ejemplo.

Sin embargo, pese a la proclamada decadencia de la mitología de Lovecraft, los años posteriores (más que posteriores, sobre todo si tenemos en cuenta que Lovecraft murió en 1937) nos demuestran que el mito sigue más vivo que nunca, y que puede adaptarse muy bien a cualquier época. Y sobre todo, que el fervor por Cthulhu y sus engendros no ha menguado con los años.

Como muestra, tenemos la antología “Cthulhu 2000”, publicada originalmente en inglés, con relatos totalmente nuevos que, para sorpresa de muchos, realmente aportan nuevos matices al universo de Lovecraft. No se trata de historias epigonales “a la manera de Lovecraft” ni de cambios de ambientación para volver a narrar lo que ocurrió en Innsmouth en algún otro lugar y tiempo. Son historias que el propio Lovecraft difícilmente reconocería como parte de su ciclo, pero en las cuales no podría dejar de notar su influencia. Aunque no todas sean historias macabras (hay una en la cual Cthulhu funge de Cupido para una pareja en apuros), son definitivamente cthulianas, que no lovecraftianas: es prueba de que los hijos monstruosos de H. P. Lovecraft (además de Cthulhu, hay volúmenes dedicados a Hastur y Nyarlathotep) se han soltado de la mano de su progenitor, y caminan (o reptan) junto a nosotros bajo nuevos avatares.

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